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Organizándose |
La mayor parte de los acampados en nuestras plazas son jóvenes. Esto quiere decir que las generaciones adultas de este país han cumplido con brillantez en los pasados años el papel que el sociólogo E. Durkheim (1858-1917) reservaba a los mayores en el proceso educativo: “La educación”, escribía este autor, “es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre aquellas que no han alcanzado todavía el grado de madurez necesario para la vida social. Tiene por objeto el suscitar y el desarrollar en el niño un cierto número de estados físicos, intelectuales y morales que exigen de él tanto la sociedad política en su conjunto como el medio ambiente específico al que está especialmente destinado”. La acción que las generaciones adultas estaban ejerciendo, cuando se redacta esta definición (1917), sobre las que todavía no habían adquirido la madurez, era muy radical: meter a Europa, y también a sus inmaduros, en la 1ª Guerra Mundial. La guerra es una escuela severa y eficaz. Enseña a los seres humanos lo crueles que podemos ser cuando se rompen todos los diques de la convivencia. Después de una guerra la gente se comporta una temporada. Y es capaz de llegar a acuerdos para que los bienes se repartan un poco mejor.
Si entonces hizo falta una guerra para educar a los inmaduros, en los últimos años lo que ha hecho falta es una escuela para acampar. No nos quejemos, no los hemos podido disolver, a los jóvenes del Movimiento del 15M, porque los hemos educado tan bien para el recreo que hasta recogen del suelo las bolsas vacías de pipas. No nos han dado motivo. Los adultos, sin embargo, deberíamos tomar nota y atender a la lista de cosas que nos piden. Todo, antes de tener que organizarles a los “inmaduros”, otra guerra mundial, para meterlos en cintura.
Leyéndote, Pablo, me ha venido a la memoria el poema este de Prevert que aquí te dejo en estos días de, parece, pacíficas revueltas ciudadanas contra los poderes políticos y financieros:
ResponderEliminarDISCURSO SOBRE LA PAZ
Al final de un discurso sumamente importante
el gran hombre de Estado al tropezar
con una hermosa frase vacía
cae dentro
y desamparado abriendo mucho la boca
jadeando
enseña los dientes
y la caries dental de sus pacíficos razonamientos
deja al descubierto el nervio de la guerra
el delicado asunto del dinero.
Jacques Prévert (1900-1977)
La traducción, démosle al César lo que es del César, es de Federico Gorbea, en la, creo que por ahora única y no sé si ya descatalogada, edición de Lumen. Salud!
"El delicado asunto del dinero", es decir el espinoso asunto de la seguridad / inseguridad. Leyendo "El Dios de las mujeres", encontré estos versos de E. Dickinson: "yacer en la inseguridad es la segura cualidad de la dicha". En muchas películas USA sale un profe explicándole a sus alumnos los poemas de la Dickinson, pero luego de mayores, los americanos buscan la seguridad, de espaldas a su poeta nacional, sin importarles acabar con quien sea, con tal de tener en sus silos de petróleo combustible para seis años. Dinero, poder, seguridad. ¿Podrán los acampados hacerle cosquillas a esta exigencia de seguridad? ¿Sólos? ¿Se les unirán millones de ciudadanos? ¿Nosotros, nos uniremos a ellos? ¿Nos dejarán? ¿Podremos?
ResponderEliminarQuiero pensar que, entre todas, podremos hacerle cosquillas y hasta darle collejas, si es preciso. Pero eso es lo que yo quiero pensar, claro. Y en lo que pongo las inercias de la voluntad. Solos no creo que ni puedan ni quieran. Sería lo suyo que sí que fueran millones quienes se les unieran. Nosotros, amigo Pablo, yo creo que estamos ya unidos a toda esa gente por lazos invisibles. Estoy convencida de que nos dejaran seguro-segurico, más que nada porque ayer estuve por allí y me dejaron sin problema ninguno. Pero, ciertamente, ¿podremos? ¿podremos aguantar el pulso? Ojalá.
ResponderEliminarPablo, no son sólo jóvenes, he estado en las plazas de Granada y Sevilla, he visto las fotos y videos de toda España, el apoyo en las redes y en los medios de comunicación y no son sólo jóvenes. Yo tengo 46 años y estoy con ellos. Un abrazo
ResponderEliminarEncarna, me alegra saber eso y espero que la marea, de todas las edades, vaya en aumento. Un abrazo.
ResponderEliminarEncarna, yo tengo 68 y he estado en la plaza y me han admitido y he charlado con los jóvenes que tenían en sus ojos y su sonrisa toda la ilusión y me pareció ver su agradecimiento por la presencia en la Pl/ del Carmen de gente mayor. Aunque hoy, en la plaza de Cataluña, haya empezado "la burra a brincos", parece que el movimiento sigue e incluso ha reverdecido como consecuencia de la carga policial. Sin embargo, los políticos (el PSOE) están tan frescos, a la gresca, pero presumiendo de unidad, siguen creyendo que nosotros, el pueblo, somos imbéciles.
ResponderEliminarSilvia, he vuelto a la Plaza del Carmen y la mayoría de los acampados son muy jóvenes. Da gusto verlos, en un ejercicio poderoso de voluntad e ingenio están escenificando una forma de hacer política limpia y seria que tiene en cuenta la opinión de todos...Si la costrosa "clase política" española se fijara en ellos, podría aprender algo.Gracias por tu comentario.
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