Me dice Pánfilo, que los sábados amanece nostálgico, que le debe mucho a la jerarquía eclesiástica, "gracias a don Balbino Santos Olivera, arzobispo de Granada", me cuenta en su email de hoy, "al que conocí, superficialmente, en la catedral de cuerpo presente, supe que si quería no gastar la suela de los zapatos, lo mejor era estudiar para arzobispo. Cuando le tocó a mi curso, conducido por un marista, pasar delante del extinto, me fijé, niño que yo era, en las suelas de sus zapatos, totalmente nuevas. El hermano Clemente me explicó que este hombre tan bueno se había pasado la mayor parte de su vida levitando. Y así no se gastan zapatos. A mí, que ya empezaba a sentir la frialdad del suelo debajo de mis gastadas botas garach me quedó muy claro que en cuanto pudiera aprendería a levitar para no gastar zapatos. Eran tiempos de escasez. Luego mi carrera eclesiástica se trunco, no ingresé en el sacerdocio porque me di cuenta pronto de que me gustaba ingresar en otros prodigios. Si yo hubiera sabido entonces que se podían cohonestar ingresos y carrera sacerdotal, no hubiera desistido tan irreflexivamente de estudiar para arzobispo. Y porque entonces no había televisión que mostrara los entierros de papas. Porque de haberla, me hubiera dado cuenta que los papas no sólo no gastan la suela de sus zapatos, sino que los compran en Prada y a mí me gusta mucho esa marca y salir al balcón Vaticano a bendecir a los fieles. Ahora sé que me precipité dejando pasar la ocasión de estudiar para Papa".
sábado, 28 de mayo de 2011
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