Los poetas, como yo digo (y muchos otros no callan), no tienen por qué recoger la realidad como si llevaran atado al zapato un espejo, roto o intacto, para reflejar todo lo que pasa a lo largo del camino. Ni tienen por qué escribir mal cuando hablen de cosas feas ni bonito, bonito, cuando hablen de cosas lindas. Ni tienen que defender causas nobles, ni destruir la injusticia con sus versos. Cuando las mujeres, a mediados del XIX, comienzan escribir de forma sistemática y firmando lo que escriben con su nombre, hablan mucho de pájaros, de flores -¡puñeteras glicinias!- de sentimientos tiernos de madre, de esposa, de enfermera, de cocinera, de jardinera, de ama de llaves, de camarera, de ángel del hogar, de rezadora de la tres partes (ahora, cuatro) del rosario. Supongo que lo hacían para hacerse perdonar la incursión en el territorio masculino de la escritura y para mostrar que continuarían siendo “decentes” y que no iban a sacar los pies del plato y competir con los hombres en algo tan propio de ellos. Rosalía, esa inmensa poeta, se ríe de tanto floripondio y de tanto pájaro en estos versos: “De aquellas que cantan a las palomas y a las flores / todos dicen que tienen alma de mujer, / Pues yo que no las canto, Virgen de la Paloma, / ¡ay!, ¿de qué la tendré?”
Y, otra poeta, Patrocinio Biedma(1848-1927), escribe un cáustico poema “A un pollo muy romántico”, en el que deja en evidencia alguno de los tópicos románticos más prestigiosos sobre el amor: “Cese tu empeño ya:”, le escribe al Pollo,”no hay esperanza;” / yo no quiero un amor de caramelo; […] No me gustan los idilios pastoriles; / no me gustan cabañas ni desiertos; / No me gustan los bosques; son muy fríos / y tengo yo muy delicado el pecho.”
Los poetas, sí, tienen algo que hacer, como yo digo (y muchos otros no callan), primero, escribir bien, y luego, conseguir con lo que escriben que los lectores accedamos a otras zonas inexploradas de lo real, y sobre todo, arrebatarle territorio con la palabra a la oscura zona de lo no dicho. Colonizar la nada. Y para flores ya están las pelis americanas con novias a la fuga, damitas de honor que se derriten de gusto, y cajas de corazones rojas con bombones dentro.
Mas razón que un santo tiene usia
ResponderEliminary que ahora... en nuetros días
es al hombre al que se conoce
porque usando versos de a doce
cambia palomas flores y bordados
por almejas capullos y montados.
y nos deja su poesía...
¡¡Ja!!... me voy a dedicar a esto
mala, te veo en el buen camino...aunque quizá tengas que prescindir de los capullos montados del Canadá.
ResponderEliminarSolo puedo comentarte con voz de mujer, en este caso la de Wyslawa Szymborska:
ResponderEliminar¿Existe, pues, un mundo
cuyo destino regento con absoluta soberanía?
¿Un tiempo que retengo con cadena de signos?
¿Un vivir que no cesa si éste es mi deseo?
Alegría de escribir.
Poder de eternizar.
Venganza de una mano mortal.
Gracias y saludos.
Trasindependiente, "Venganza de una mano mortal", definición insuperable de la poesía: Escribir como Dios, escribir sub specie aeternitatie, como si no nos fuéramos a morir...Gracias por el regalo.
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