Obra de Enrique Padial
LA sociedad hace como si el hipotecariado, la nueva clase revolucionaria, no existiera. Pero sí que existe y poco a poco emerge y ocupa lugares de poder y decisión. Las tertulias cofrades son plataformas desde las que el hipotecariado se expresa. Si se quiere seguir el curso de las nuevas formas de religiosidad "vacía", como las llaman los especialistas, no hay más remedio que escucharlas. Las ideas-eje que desarrollan los tertulianos son pocas pero muy claras:1. Rebelión contra los viejos y dictatoriales modos de regir las cofradías por señoritos y caciques. Toda decisión se tomará democráticamente. Si llueve, el Cristo se mojará por mayoría.
2. En la Semana Santa, sobre todo, hay que disfrutar. Hasta en ocho ocasiones, Fernando Egea, pregonero de este año, ha solicitado en su pieza oratoria que se le deje disfrutar. Cuanto más sangra el Nazareno más disfruta todo el mundo.
3. Hay que leerle la cartilla al obispo de la diócesis correspondiente. El hipotecariado, desde el momento en que paga sus hipotecas, su dogal y su emblema, no reconoce más dueño y señor que el banco. Una vez que ha cumplido con él, ni Dios ni patria ni Rey ni obispo ni alcalde ni buen rollito. Las cofradías pagan por hacer estación de penitencia dentro de la Catedral y, una vez que han pagado, desde el arzobispo hasta el último monaguillo se convierten en sus servidores, dentro del templo. En una tertulia cofrade se dijo que el arzobispo lo que tiene que hacer, una vez que entran los cofrades y sus titularles, es colocar a la gente en los bancos. De acomodador. El año pasado parece que algún responsable municipal tuvo la intención de cobrar a las cofradías por salir en TG7. Al final se impuso la cordura porque el alcalde no quiso correr el riesgo de que los miembros del hipotecariado, que engrosan las filas de las hermandades, y también de los botellones, le demandaran cualquier cosa degradante o inapropiada. Que ellos cuando pagan son muy exigentes.
Cristianos de base y concejales piadosos de la izquierda esperan que el Altísimo se persone de una vez y mande parar. Se acabó la diversión. Es muy posible que arriba se haya decidido retirarnos la herramienta de la Redención ante el uso poco reflexivo que se hace de ella y dejar que nos apañemos como podamos en lo referente a la eternidad. "Que yo no mandé a mi Hijo para que, de ésta, saliera en TG7", se le oyó farfullar a la más alta autoridad, enfadada porque no están llegando regularmente los derechos de autor de las procesiones. Hasta el hipotecariado está preocupado. Porque se queda sin uno de sus hobbies favoritos
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