lunes, 24 de enero de 2011

La igualdad de las lenguas

Resulta casi obvio afirmar que todas las lenguas se han desarrollado para expresar las necesidades de sus usuarios, y de que en cierto sentido todas las lenguas son iguales. Pero este principio de la lingüística moderna ha sido negado con frecuencia, y todavía es necesario defenderlo. Parte del problema consiste en que hay que utilizar la palabra «igual» con mucho cuidado. No sabemos cómo cuantificar una lengua, para poder decir si todas las lenguas tienen la misma «cantidad» de gramática, fonología o estructura semántica. Pudiera ser que realmente existieran diferencias importantes en la complejidad estructural de las lenguas, y esta posibilidad debe ser investigada; pero se puede sostener que todas las lenguas son iguales en el sentido de que en ninguna de ellas hay nada intrínseco que la limite, degrade o sitúe en desventaja. Todas las lenguas cubren las necesidades sociales y psicológicas de sus hablantes, merecen por igual ser estudiadas científicamente y nos pueden ofrecer información valiosa sobre la naturaleza y la sociedad humana. En este criterio se basa, en su totalidad, el presente libro.
Tomado de "La Enciclopedia del lenguaje", edit. Taurus, 1994.

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