lunes, 8 de abril de 2013

Las alcancías del odio


En la familia, 
el recuerdo de los buenos momentos se disipa,
y se guardan en huchas de barro
los agravios y el rencor.
Las alcancías del odio terminan siempre por abrirse 
o romperse,
para que los fantasmas liberados
oculten las causas del fracaso inevitable.

[Me ha resultado imposible negociar con mi grupo de haikús, la peña se ha negado a aprovechar el material que les llevé para elaborar un haikú decente.  Y me he tenido que refugiar en el versolibrismo irresponsable.¡La culpa la tienen Juan Ramón y las vanguardias!]

4 comentarios:

  1. Has vertido en palabras y verso libre El Gran Secreto, El Arcano Profundo que ni Platón se atrevió a desvelar: dentro de la caja de Pandora solo había un único objeto, la alcancía del odio.
    Gracias y saludos.

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  2. trasindependiente, así trabajaban los sonetistas: escribían un cuarteto y lo dejaban seis meses a enfriar, luego, como el puchero, le echaban algo sustancioso y lo ponían a hervir, le añadían el agua de la inspiración, en otro momento, y lo dejaban secar. Si se topaban con alguna metáfora extravagante, como la de la "alcancía del odio", lo apartaban del fuego de la fragua y lo dejaban reposar unos meses.... luego lo retomaban y cerraban las rimas...¿para qué seguir? Eres una bendición para mí, amigo, tus comentarios me divierten y me enseñan y, sobre todo, no me faltan. Haga yo lo que haga. Y que me duren. Saludos.

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  3. Cuando vi lo del haiku, pensé, en un principio, que estabas interesado en él, así que estuve a punto de enviarte un artículo que escribí hace unos años sobre esta poesía minúscula. Pero enseguida detecté que era coña marinera, propia de uno muy malo, en el buen sentido de la palabra malo, por supuesto. Imagino que ya predicarían esto de ti los dominicos, al igual que los jesuitas decían de Voltaire: "puer ingeniosus, sed insignis nebulo". De todas formas, búscate un nuevo taller de poesía que te sea más sumiso y ólvidate de las vanguardias, que están muy pasadas de moda.
    Un abrazo, Bartolomé

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  4. Eso es lo que me gustaría ser ahora mismo: un puer, aunque tuviera que administrar un cierto grado de bribonería canalla. Gracias, Bartolomé. Un saludo.

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