Wordpres, la mayor comunidad de blog de Internet, recomienda publicar algo todos los días y yo, burla burlando, ya he redactado el título y he elegido el tema de mi post de hoy. La cosa es tan fácil como tirarte a la calle y oír a la gente. Sin miedo a no acertar: el riesgo de que alguien se fije en tu entrada es muy pequeño porque todos los días se publican 500.000 nuevas. El asunto del que voy hablar lo he extraído de las conversaciones de los pacientes que van a sacarse sangre al Clínico. No sé si lo saben los encuestadores electorales, pero es mucho más fácil obtener información de un público al que le van a sacar sangre, y que acepta cualquier extracción, incluso la de sus opiniones, que de los clientes de las pescaderías. Una joven muy hermosa con un tarro de orina en la mano confiesa en voz alta que a ella lo que de verdad le interesa en ese momento es no estar embarazada. Un muchacho con un semen pobre en espermatozoides, no tuvo inconveniente en informarnos de que la extracción de semen no duele y que, en ocasiones y si se da con la vena, hasta resulta placentera. Nada que ver con la obtención de esquirlas del esternón para averiguar cómo funciona la médula. A casi todos los que estaban en la sala les manaba la información de manera espontánea. Incluso la política. No entendían que hubiera que gastarse tanto dinero en una campaña electoral obsoleta e inútil. Y aunque muchos se manifestaron contentos con el funcionamiento del servicio de extracciones, también los hubo que opinaron que se podía mejorar con el dinero que se tiraba en carteles electorales, con fotos de candidatos, generalmente, muy estropeados, a los que nadie mira. Salvo alguna excepción, la gente que esperaba esa mañana a que le extrajeran alguna sustancia para analizarla, se manifestó encantada con la Seguridad Social e incluso llegaron a tildarla de milagro. No detecté en las muestras de opinión recogidas pasión alguna por Rubalcaba o Rajoy, sí advertí un cierto interés por un cambio de gobierno, más que nada porque, según dijo un indignado, lo único que nos queda a los ciudadanos es ponerlos cada cuatro años en la calle. La verdad es que no cuesta mucho seguir el consejo de Wordpres y escribir algo todos los días, sólo me falta hoy recoger las carcajadas de la gente después de que alguien leyera con buena voz las declaraciones que uno de los candidatos ha concedido al periódico que te regalan a la puerta del hospital. Ni le han dejado terminar la letanía esa de que “lo que realmente interesa a los españoles...”, la gente se revolcaba de risa por el suelo.
miércoles, 9 de noviembre de 2011
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¿Qué vena? ¿No sera la del gusto?
ResponderEliminarLa vena de la felicidad, amable lector anónimo. Gracias.
ResponderEliminarHace unos meses, ¡inocente de mi!, cortijera ilusa, que tuve un fugaz noviazgo con el PSOE, no puedo decir que escapara por los pelos y como la "novia a la fuga" de la peli sino que salí escopeteada mas que como alma que lleva el diablo, como alma que huye, pudiendo hacerlo, del diablo.
ResponderEliminarDesde entonces no dejo de recibir amables e insistentes invitaciones a mitines de éstos "necesitados de público incondicional y aplaudidor, amén de sordo" para cualquier visita, meeting o propaganda electoral organizada.
Es decir que realmente todo ésto de las campañas, paseos, mitines y demás en realidad no sirve para absolutamente nada... el público es de relleno y de los que ya les van a votar... otro gasto despilfarrador mas para sumarlo a la infinita lista de despilfarros absurdos...
En fin... ¡Ojala pudiéramos ponerlos de verdad en la calle! Por insensatos.
Ana María, me gusta tu precisión: "ponerlos de verdad en la calle", y que no pudieran volver a cubierto, a la intemperie.
ResponderEliminarCuánta verdad, Pablo. Un gusto leerte matutino y con unos churros de sábado entremedias. Salud!
ResponderEliminarCasa con Libros,con churros, aunque sean del día anterior, entran mejor los post. Gracias. Un abrazo, amigos.
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