En las familias, los miembros tienen una hucha de barro dónde han ido guardando los agravios y el rencor, mientras que el recuerdo de los buenos momentos se disipa, las arcancías del odio siempre terminan por abrirse o romperse para que los fantasmas liberados oculten las causas del inevitable fracaso.
(Esto terminará como haikú, o como haikú y medio, en cuanto lo lleve a mi taller de poesía y lo trabajemos con la peña unas sesiones). Como aforismo de limpia sabiduría también puede funcionar.
El mal que hacen los hombres les sobrevive. El bien es con frecuencia enterrado junto con sus huesos.
ResponderEliminarShakespeare: Julio César.
Monaguillo, esto de que todo esté dicho es desesperante para los que vivimos abducidos, si no seducidos, por el deseo de originalidad. Gracias. Saludos.
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