A nuestro Pánfilo, como buen diletante, le gusta tocar temas de biología. Es muy aficionado a relacionar el comportamiento humano con el de los animales. Esto, que estuvo muy mal visto hace unos años, hoy está de moda. Me escribe: “Cualquier sábado por la tarde, en Puerta Real, una novia se ha bajado del coche nupcial para retratarse con sus damas de honor, no sé si antes o después de la boda. Las mujeres que pasan en ese momento por allí, al unísono, como los peces de un cardumen, vuelven sus cabezas hacia la novia. Los hombres que pasan en ese momento por allí, incluido el novio, al unísono, como los peces de un cardumen, dirigen sus miradas hacia el cuerpo de una chica de 17 años que ha elegido la misma plaza para poner a calentar órganos, músculos, sistemas, articulaciones, vértebras, simetrías… antes de exigirles, en la noche cercana, prestaciones notables de elasticidad aplicada. Los etólogos no saben todavía si la sincronización de los individuos de un banco de peces es innata o adquirida. Los antropólogos y los diseñadores de trajes de novia no tienen dudas sobre la naturaleza de las conductas sincronizadas observables en los machos y en las hembras de la especie humana”.
Su amiga Pánfila le ha comentado que no entiende por qué sigue empeñado en ser un diletante, que Wikipedia, la gran diletante, los ha barrido a todos. Culta sí y latiniparla, le ha recomendado que, antes de seguir por ese camino, lea la novela de Flaubert "Bouvard y Pécuchet", si quiere saber lo que les sucede, y cómo terminan, los protagonistas, dos quijotescos diletantes, metidos a estudiar, como aficionados, sin método alguno, multitud de disciplinas científicas y a intentar llevar a la práctica los conocimientos adquiridos en enciclopedias y manuales.
Pánfilo, altanero, le ha contestado que una cosa es ser diletante y, otra muy distinta, saber relacionar unas cosas con otras y que ha leído en la Wiki que Flaubert, no sólo ataca en su novela a los diletantes, sino también a la misma ciencia y a los científicos que se muestran incapaces de hacer llegar a la humanidad los efectos beneficiosos de sus descubrimientos. “En la misma enciclopedia he encontrado esta frase del mejicano José Arreola: Quien renuncia a enterarse de algo que no es de su competencia porque cree que pertenece a otro ámbito, se excomulga automáticamente del gremio universitario y se va a vivir como falso Robinsón a un islote de especialista. Creo que Arreola tiene razón, querida Pánfila”. La chica le ha contestado con un breve email en el que sólo se puede leer esto: “¡jajajajajajajaja!”.
Las sonrisas verticales, amigo Pablo, se han tornado carcajadas sarcásticas. Tanto da, para el caso, ser diletante o no, si el saber ya sí ocupa lugar. Y nosotros, Pánfilo, tú y yo, desubicados.
ResponderEliminarBuen día, Pablo. El comienzo de curso, al menos, es para nosotros una fiesta.
Nosotros, como Indiana Jones, en busca del referente esparcido. De pensar que tuviera que volver a dar clases, con la brillantez que me caracterizaba(¡!), me pongo a temblar.Un abrazo.
ResponderEliminar