Alas de altanería
Labrad, amigos,
de piedra y sueño, en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!
Las estatuas que se han erigido en Granada en los últimos años son tan feas que hay que ser muy cauto a la hora de remover la del escultor Francisco López Burgos (arriba, en la foto), porque te pueden colocar una todavía más discutible y menos preparada para soportar el paso del tiempo. Hay cerca una de Agustín Lara, con el compositor fumando y con una sola pierna asentada en el suelo. Lo más normal, en esa posición, es que el músico mejicano no se pueda librar de un molesto y perpetuo hormigueo en sus extremidades.
Podrías escribir algo sobre las rotondas. Lo hablamos.
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