domingo, 3 de noviembre de 2019

La mosca del vinagre


Compartimos con ella el 97% del genoma
"Pijópolis" está habitada por seres humanos que no quieren ser iguales desde el momento de su nacimiento ni si quiera a la hora de su muerte. Quieren partir con ventajas y ser enterrados con honores: O son herederos de una estirpe noble o de una victoria militar (como la de Franco) o dicen tener un ADN diferente y, por supuesto, mucho más 'espiroflaútico' que los otros individuos de su especie, o han nacido en la Lancha y, por ese mero accidente, pueden sentirse superiores a los ceneros que nacieron 1400 metros más arriba, en la Carretera de la Sierra (y viceversa), o tienen la piel blanquita, aunque sus ancestros, los que vinieron de África hace unos 100.000, la tuvieran más negra que la tizne o adoran a unos dioses -en cuyo nombre se vienen matando desde hace siglos- que indubitablemente son los verdaderos, mientras que los del vecino son más falsos que un político en campaña (o fuera de ella). Nacer en Girona, te hace especial. Haber venido al mundo en la dura estepa castellana, es un salvoconducto de excelencia, para muchos. Los hay que se creen superiores por ser machos y, ahora, imitándolos, las hay que se sienten superguais por haber nacido hembras. El caso es partir de la línea de salida de la lucha por la vida, del nacimiento, con unos kilómetros de ventaja sobre todos los demás. Perezosos, caras, aprovechados. Sobre todo, después de conocer que nuestro ADN, el de todos, presenta unas similitudes preocupantes con el de la mosca del vinagre

miércoles, 28 de agosto de 2019

Un alcalde 'nasciturus'

Sebastian Pérez


A la salida de Mitimna, en la isla de Lesbos, a 60 kilómetros de Mitilene, te topas con un olivo joven cubierto de harapos. Los lugareños creen conjurar así males y peligros. Los trapos sucios, en mitad de la calle. Para el semialcalde de Granada, por el contrario, lavar los trapos sucios en la plaza pública supone un peligro. Nada original Luis Salvador en esto: hay un refrán que prescribe también que los trapos sucios hay que lavarlos en casa. La explicación que dan de este refrán los paremiólogos coincide con el pensamiento de Salvador: que hay que resolver las diferencias dentro del ámbito familiar, sin dar explicaciones a extraños (¡!).  El apotegma lo ha sacado a relucir el medio-alcalde a la hora de contestar a la sospecha que Sebastián Pérez, un alcalde nasciturus, formulaba públicamente de que Salvador no piensa traspasarle la vara dentro de dos años, como pactaron para la investidura. Deja así al descubierto este alcalde a medias su convicción, y la nuestra, de que toda la operación de reparto de la alcaldía de Granada es una canasta harapienta de trapos sucios que no hay que airear. A veces he llegado a pensar que Salvador lee algo más que los tuits de su capo Albert Ribera y que incluso ha frecuentado a Platón, un filósofo poco  entusiasta de la democracia representativa. Platón pensaba que la política debería ser más bien cosa de expertos, sin ambición personal, de hombres intachables, con madera de estadistas que estuvieran dispuestos a hacerse con el poder para no verse gobernados por los peores. Los tránsfugas, que se creen imprescindibles, son un poco platónicos. Van de un partido a otro hasta que encuentran uno que les permite agarrar la manija del poder y evitar así que gobierne un político nefasto como Sebastián Pérez. Luis Salvador no lo haría entonces por vocación de servicio, por ambición, por beneficiar a amigos y parientes, lo haría platónicamente para evitar que el mal supremo se haga con Granada. Eso pensaba hasta que Salvador ha cometido el lapsus de los andrajos malolientes que han de coserse y  espercojarse en familia. No es del gobierno de un aristócrata resignado, de lo que se trata, sino del de unas familias de armazón mafioso: Fuera de la familia, ni hay salvación ni tendederos para airear la inmundicia. Cosa nostra

domingo, 25 de agosto de 2019

Una "Y" en el Thyssen

La chica de la generación "Y" dialoga en el Museo
Según la museografía más chic, en esta exposición del Thyssen, "dialogan" Durero y Lucas Cranach, el Viejo. La chica de la generación "Y", sentada en el banco, sabe Dios con quién dialoga por el móvil. Sin dejar de observar el "diálogo" de los pintores. Y es que los jóvenes, por mucha rabia y envidia que nos dé el reconocerlo, pueden con todo. No estoy seguro de que esta joven, que viene ahora a turbar nuestras imaginaciones, supiera que, puestos a elegir entre las tres maravillas, la hubiéramos elegido a ella para "dialogar". (Durero y Cranach. Arte y Humanismo en la Alemania del Renacimiento propone un recorrido por el arte alemán, entre finales del siglo XV y la primera mitad del XVI. La exposición, centrada en dos de sus más grandes artistas, Alberto Durero y Lucas Cranach, el Viejo, tiene entre sus objetivos subrayar la importancia que las imágenes artísticas jugaron en unos acontecimientos que terminaron por cambiar el arte, la religión y la política.
La exposición está dividida en dos capítulos que se presentan en cada una de las sedes: El mundo de los artistas, en el Museo Thyssen, y Un mundo en conflicto, en la Fundación Caja Madrid, pero, por desgracia tuvo lugar en 2007)

miércoles, 26 de junio de 2019

Stop a los sanfermines mixtos


Con el traje prestado
La antropóloga Mary Beard expone en su libro Mujeres y Poder (2017) cómo las mujeres han sido excluidas del poder desde la Antigüedad. En La Odisea, Telémaco, el hijo adolescente de Penélope y Ulises, calla a su madre de malas maneras cuando esta le pide a un aedo que deje de relatar las vicisitudes por las que pasan los héroes griegos en su viaje de regreso al hogar: «Madre mía —‌le ordena—, vete adentro de la casa y ocúpate de tus labores propias, del telar y de la rueca... El relato estará al cuidado de los hombres, y sobre todo al mío. Mío es, pues, el gobierno de la casa». Y ella se retira a sus habitaciones del piso superior. ¡Qué empeño el del hombre en sumergir a la mujer en el silencio! Es la obsesión de algunos, también ahora. Lo disfrazan de protección. A finales de los 70, alumnos y alumnas de los institutos Padre Suárez –masculino- y Ángel Ganivet –femenino-, de Granada, se movilizaron para que ambos centros fueran mixtos. La Inspección, contraria a la transformación, argumentó que con el cambio las alumnas tendrían que atravesar La Gran Vía a la hora del recreo para solazarse en El Triunfo, exponiéndose a ser atropelladas. Después de años de enseñanza mixta han surgido voces, en toda Europa, y no todas conservadoras, que piden el fin de la coeducación por considerarla perjudicial para las alumnas. Si aceptamos este planteamiento, habría que celebrar los sanfermines por separado, para salir indemnes. Estas fiestas eran tradicionalmente masculinas. Las chicas las han asaltado, embutiéndose en el traje varonil. Quieren ser tratadas como los chicos y, actuar, en parte, como hombres. Ser seres deseados y deseantes, según el modelo macho imperante. Están convencidas de que ellas controlan y de que el “no es no” las protegerá como un escapulario. Por desgracia, todavía hay manadas de lobos antiguos que salen de caza, ignorando que el macho de la especie, por motivos diversos, suele respetar y proteger a las mujeres. Stop, pues, a los sanfermines mixtos hasta que las manadas sean liquidadas y  surjan unos usos festivos que, lejos del modelo macho, integren en la fiesta común los intereses y deseos de los dos sexos. Diálogo entre las partes; que las mujeres digan exactamente, hoy, en 2019, cómo quieren que sean los sanfermines, y tantas otras cosas, sin que ningún Telémaco las mande callar e intente imponer su relato como único.

sábado, 15 de junio de 2019

El deseo frustrado de Sebastián Pérez

Se le atragantó la alcaldía
Como el toro te sigo y te persigo, 
y dejas mi deseo en una espada, 
como el toro burlado, como el toro.

miércoles, 29 de mayo de 2019

Sebastián Pérez en el paraíso


Pérez
La posible ascensión de Sebastián Pérez a la alcaldía de Granada nos debe llenar de gozo. No sólo a la Virgen de las Angustias y al Cristo de los Favores –a los que debe tantos votos- o al autor de la Biblia familiar, sobre la que suele jurar los cargos, sino a todo el género humano y, en particular, a los granadinos. Especialmente a las cementeras, a los constructores amigos, a los arquitectos e ingenieros y, concretamente, al mundo del ladrillo. ¡Fastuosos los proyectos que bullen en la cabeza de este hombre! Túneles, ascensores, cinturones varios que nos circunvalen y constriñan. ¡Qué buen alcalde se ha perdido Nápoles! Ciudad que, pese a la catástrofe de Pompeya, todavía, y eso que los vulcanólogos lo vienen sugiriendo, no ha construido una cubierta gigantesca que proteja a la ciudad italiana de los exabruptos del Vesubio. Con Pérez la tendría y de cemento armado. Pérez, como Dante, no entiende mucho de teología, pero sí de cómo alcanzar el paraíso. No soy quien para darle ideas, que él ya las tiene, y suficientemente imaginativas y productivas para la ciudad. ¿Cuánto costaría una escalinata que llevara directamente al cielo desde la Torre de la Vela? Sé que, en cuanto lean esto los ávidos contratistas que esperan impacientes los jugosos contratos que Sebastián les tiene reservados, van a poner a sus técnicos a trabajar en ello. De la Alhambra al reino de los cielos: unos cuantos miles de escalones de ascensión y ya está. Camiones de cemento teológico, de bovedillas y pilares de hormigón sagrado. En el fielato, vendiendo las entradas y pasándoles el test de los diez mandamientos a los aspirantes, nadie más experimentado que el arzobispo. Y las ganancias a repartir. El periodista y escritor italiano, Indro Montanelli, autor de Dante y su Siglo, sentencia, tras señalar algunas de las sevicias con las que el insigne vate –excelso poeta y muy mala persona- castiga y humilla en su paseo por el infierno a sus enemigos, riéndose de ellos o pateando su cabezas: “Y cuando al término de estas hazañas, sabemos que Dante –de la mano de Beatriz- ha obtenido el visado para el paraíso, respiramos aliviados, si él consiguió ir, quiere decirse que iremos todos”. Pues lo mismo: si Sebastián Pérez, de la mano de Vox y Cs, consigue llegar a alcalde, quiere decirse que cualquiera de nosotros puede serlo.

martes, 14 de mayo de 2019

Ley de protección de los electores de todo género de violencia intelectual

Este sí pasa el corte

Una de las actividades más provechosas de los campeones de género consiste en revisar los monumentos culturales del pasado cercano e, incluso, del pasado remoto. Siguiendo a Mao, empeñado en destruir todas las obras de arte del pasado por ser vestigios de la opresión y de la dominación de las clases privilegiadas, habría que sacrificar al toro que raptó a Europa –Zeus disfrazado de tal para la ocasión- sonetos de Petrarca, muchas cosas de Dante, esculturas, pinturas creadas desde el patriarcado para mantener sumisas y humilladas a las mujeres. Sabina, y alguna de su canciones: ¡a la mierda!, algo de Krahe, todo el Romanticismo. Esta actividad, tan útil, que nos dejaría sin memoria del horror y nos privaría de armas para combatirlo, tendría que abarcar gran parte de la mejor poesía elaborada para cercar y conquistar la fortaleza de la virtud femenina. Porque no tendríamos que contentarnos con eliminar los soeces piropos callejeros, o los brutales requerimientos de las bacanales multitudinarias, en las que el alcohol y las drogas eliminan y suspenden esa ligerísima capa que, según Freud, cubre los instintos, y a la que llamamos “Civilización”, también habría que borrar de un decretazo bastante de Catulo, no poco de Garcilaso (nada de Boscán que era un poeta institucional y sólo le hacía sonetos a su esposa). El Amor Cortés, ¡a la porra!;  Ibn Hazm de Córdoba (994-1063), y su Collar de la paloma, ¡al pudridero! Quizá salvaríamos a Juan de Flores, el escritor palaciego de la época de los Reyes Católicos, que en sus novelas y tratados recoge la voz de las mujeres oprimidas y la de sus defensores. Y sobre todo, porque en su Triunfo de amor propone una inversión total de los usos amorosos, un mundo al revés, en el que los hombres son acosados por las mujeres que los cercan y violentan. Sor Juana Inés de la Cruz (la autora del poema Hombres necios) quizá se salvara y, por supuesto, la ínclita Rosalía. De las poetas modernas, nada que achacar a las que practican la poética de la sospecha que ve enemigos y lobos por todas partes. Bueno, las mujeres que en internet se dicen unas a otras  guáaaaaaaapaaaaaaas sin cesar tendrían que cortarse un pelín. Y puestos a regular la convivencia, ¿por qué los políticos no prometen que en cuanto ocupen el poder van a promulgar una ley que castigue con severidad a cualquiera de ellos que le eche un piropo a un compañero, o a sí mismo, si no dedica, también, una alabanza semejante a un adversario? En la futura Ley de protección electoral de todo género de violencia intelectual, sería un atenuante el que los contendientes hubiesen participado en uno esos programas de cómicos en los que que se dicen unos a otros las cosas más desagradables. Piropos electorales, no.  Prisión para todo aquel que llame veraz a Sánchez o inteligente a Casado. Por prometer que no quede. Los electores les prestan a las promesas electorales la misma atención que a las de las operadoras telefónicas.

sábado, 4 de mayo de 2019

Bellas leyendas a modo de historias

El soneto de Quevedo
En este soneto, que hoy sería considerado políticamente incorrecto, Quevedo insinúa que Febo no tiene ni blanca en su bolsa para pagar los favores que solicita de la ninfa Dafne, pero que su aljaba esta llena de flechas de deseo. El poeta llama al dios del Sol buhonero de signos y planetas. Bonito título para un ensayo sobre el funcionamiento de los signos y los símbolos en las sociedades humanas. El filósofo Cassirer afirmaba que el hombre es un animal simbólico, es decir, un creador y un vendedor ambulante de signos y planetas y platillos volantes y promesas de salvación eterna o de progreso. Oriente Próximo fue, en tiempos, una fábrica fértil de fantásticos relatos simbólicos: caballos de madera que sirven para introducirse en una ciudad y conquistarla, guerras sangrientas, crudelísimas, que, al ser contadas en hexámetros, resultan menos horribles que en streaming. Dioses a los que no faltan costillares en sus barbacoas perennes, y que están aquejados de los mismos insaciables deseos de felicidad de los humanos. El extravío de un dios omnipotente, incapaz de salvar a su hijo del sacrificio, y que permite que cualquier párroco con unos conjuros lo obligue a personarse en carne y sangre para ser deglutido por seres humanos que hacen frente a esa desmesurada antropofagia sin tomar ni un omeprazol. Vírgenes incólumes tras dar a luz; chicas que se libran, noche tras noche, de que les corten el cuello gracias a mil y un cuentos. La fábrica de signos y símbolos -orales y escritos- estuvo durante siglos supervisada por el poder que pagaba a los mejores ingenios y poetas para producir símbolos e imágenes capaces de blanquear y embellecer las mayores barbaridades, gracias al arte. Epopeyas, estatuas, monolitos, cuadros de batallas, de decapitaciones, de violaciones, de exterminios, que actuaban de conmutadores, transformando el enorme caudal de sangre derramada, de dolor producido, en monumentos hermosísimos alzados para celebrar -y disimular- la sed de sangre y de dominio de los humanos. La imprenta primero, y las redes ahora, han democratizado y desvalorizado los símbolos. De un tiempo de silencio, en el que los símbolos eran pocos -y fabricados por franquicias hegemónicas- a un tiempo de ruido en el que millones de personas crean continuamente una infinidad de símbolos fulgurantes, de vida fugaz que chocan y se anulan entre sí. Un nuevo silencio, el del ruido indescifrable, nos ensordece.

miércoles, 10 de abril de 2019

Comunicación incomunicada


20.000 leguas de viaje subacuático en el ferrocarril subterráneo de Granada

El disruptivo Pánfilo me hace todos los días unos viajes insignificantes, que él considera muy significativos y que, en comparación con los que otros jubilados hacen a Praga o a Pompeya, resultan bastantes fútiles. Picado por el manoseado tópico electoral de que hay que dejarse de tonterías y preocuparse de los auténticos problemas de la gente, Pánfilo pega el oído para enterarse, ajeno a todo provecho electoral o partidario, de lo que verdaderamente preocupa a las criaturas. En sus desplazamientos diarios, anda observándolo todo y luego se empeña en contármelo. Ayer, una mujer en el metro se le quejó de la adicción a los móviles que padecemos. A Pánfilo, le costó trabajo admitir, desde su atalaya de observador, que la mujer sentada frente a él, hija de un marchante de ganado, madre de dos hijos y esposa de un albañil, tuviera hechas reflexiones muy atinadas sobre la incomunicación que los móviles generan en las familias.  La mujer hablaba muy alto y él, aunque está muy interesado en lo que piensa la gente, se sintió incómodo cuando los otros viajeros dejaron sus móviles para mirarlos. A la mujer le faltaba una paleta, rota al morder la concha de una almeja de un potaje de fideos, lo que le daba un aspecto desvalido que potenció el sentimiento de superioridad con que Pánfilo suele mirar a los sujetos con los que habla y a los que convierte de inmediato en objetos de observación.
Página del Cuestionario
Se lo digo y admite que padece una cierta deformación profesional que le viene de cuando recogía materiales para el Atlas lingüístico y etnográfico de Aragón, como aprendiz de dialectólogo de los maestros Manuel Alvar y Antonio Llorente. Visitaron, en los 60, más de 100 pueblos aragoneses. Al llegar a uno de ellos, buscaban a la persona adecuada para rellenar un extenso cuestionario. El “sujeto”, como le llamaban los investigadores, tenía que ser hombre, de mediana edad y no haber salido del pueblo. Para pasar el casting fonético, al aspirante no podía faltarle ni un diente. La evidente mella de la inteligente mujer del metro, hizo que Pánfilo se sintiera superior. Ni siquiera se bajó del burro de su pretendida excelencia cuando ella le soltó esta perla, antes de bajarse: “vivimos un tiempo de comunicación incomunicada que nos aísla a los unos de los otros”.  Y es que Pánfilo hubiera dado su reino por esta frase.

miércoles, 3 de abril de 2019

Naufragar me es dulce en este mar

Dulce naufragio
(Fotograma de la película Andréi Rubliov, 1966)
Hay imágenes chocantes: ver a un político en campaña, intimando con una vaca, sin su consentimiento, o a un papa, bajándose de la silla gestatoria de los arcanos teológicospara contestar las preguntas de un periodista, como un personaje más de Sábado Deluxecomo si no supiera que “el medio es el mensaje” y que el medio televisivo, a modo de Thermomixhomogeneiza todo lo que tritura sus cuchillasDesde que la misa dejó de decirse de espaldas a los fielesno se había producido una claudicación semejante. A una comunidad de monjas misioneras, según mis noticias, no le gustó nada que el Papa dejara por un rato al Espíritu Santo el gobierno de la iglesia (como si el Espíritu Santo fuese su manijero), para adorar a Évoleel becerro de oro audiovisual. Tambiénhay imágenes que nos conmueven: Acaba de morir el escritor Sánchez Ferlosio. De Lorca y de Ferlosio hay dos imágenes muy tiernasla de un Lorca maduro, enfermo de gripe, nada teatralenfundado en un batín de paño, derrotado por la fiebre y que no sabe que la muerte loaguarda pronto en Granada, su Granada. Y la de una foto de  Ferlosio en zapatillas caseras de fieltro, sesentón, que no ha necesitado de unas skechers para recorrer todos los mundos que recorrió. Otras, son imágenes irritantes: la deKichi, poniéndole una medalla a una talla o la de Susana Díaz, rodeada de legionarios erectos, con el Cristo de la Buena Muerte. Ni Lorca ni Cristo pudieron disfrutar de una buena muerte: Cristo, martirizado por su pueblo, y Lorca, fusilado por sus paisanosorgullosos de “haberle dado dos tiros en el culo por maricón. No todo el mundo tiene la mala suerte de unir al dolor irremediable delmorir, el de los insultos de una jauría de verdugos. Mi maestro, don Emilio Orozco, murió dulcemente,consolado por los luminosos versos de San Juan de la Cruz que le leía el organista de la catedralFerlosio, a sus noventa años, próximo a morir, llamó a un amigo para que le leyera estos versos de Leopardi: me acuerdo de lo eterno /y de las muertas estaciones y la presente y viva, / y sus sonidos. Así a través de esta / inmensidad se anega el pensamiento mío; y naufragar me es dulce en este mar. El oxímoron buena muerte nlo es tanto, si mueres de viejo y cierran tus ojos unos versos, leídos por la compasiva voz de un amigo.

miércoles, 27 de marzo de 2019

Madrid, en México se piensa mucho en ti


Caupolicán en la pica
Ahora mismo, como en Madrid, el chotis del compositor azteca Agustín Lara, nuestros hermanos mexicanos no dejan de nombrar a la capital de España. El presidente mexicano exige al rey de España que pida perdón por la Conquista de América. Cuando un político no sabe qué hacer para mejorar la vida de los naturales de su país, mata fantasmas con el rabo e inventa una polémica estéril que oculta su incompetencia. Inmediatamente, como si de un enfrentamiento de hooligans se tratara, una jauría de políticos en campaña electoral corre a hacerse con trozos de pitanza. De la Conquista y sus motivos, se han dicho muchas cosas. Neruda en su Canto General -esa biblia criolla- sitúa a los conquistadores desembarcando en Veracruz en 1519: “A Veracruz va el viento asesino. En Veracruz desembarcaron los caballos. Las barcas van apretadas de garras y barbas rojas de Castilla. Son Arias, Reyes, Rojas, Maldonados, hijos del desamparo castellano, conocedores del hambre en invierno y de los piojos en los mesones”. Son emigrantes, expulsados de España por la miseria y los piojos. El camino se lo abrió la Reina Católica y un marinero genovés alucinado. En cambio, para los historiadores franquistas,  los conquistadores “pensaban que en la inmensidad inexplorada de los mares habría islas y tierra, cuyos habitantes no serían cristianos, y soñaban con descubrirlos y enseñarles la Santa Católica Fe”, metiéndosela por donde les cupiera. Si nos lleváramos a la Eternidad todos los libros que ha producido la Conquista, terminaría la Eternidad y todavía nos quedarían libros por leer. No los necesitamos para constatar cómo Podemos, que se supone laico, se apunta al carro del perdón, esa herramienta cristiana que te permite pecar, ser perdonado y cometer de inmediato los mismos pecados. La trinidad ultraliberal, maquillada de tres colores para pescar votos en caladeros más poblados, enarbola el argumento de que era otra época. “Es que la Conquista se realizó en otro contexto. No existían los Derechos Humanos”. Como si el palo que atravesó a Caupolicán* desde el ano hasta salirle por el cuello, no doliera tanto por hacerlo en un contexto expansivo y colonialista, amparado por la Teología y el hambre castellanas. Los chamuscados en Hiroshima y los socarrados en las hogueras inquisitoriales de Europa quizá no entendieron suficientemente por qué ardían como mixtos. Saber que lo hacían por diferentes motivos y en épocas diferentes les hubiera calmado el dolor tanto como un ibuprofeno.


*Rubén Darío le dedicó este poema:

Es algo formidable que vio la vieja raza: 
robusto tronco de árbol al hombro de un campeón 
salvaje y aguerrido, cuya fornida maza 
blandiera el brazo de Hércules, o el brazo de Sansón. 

Por casco sus cabellos, su pecho por coraza, 
pudiera tal guerrero, de Arauco en la región, 
lancero de los bosques, Nemrod que todo caza, 
desjarretar un toro, o estrangular un león. 

Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día, 
le vio la tarde pálida, le vio la noche fría, 
y siempre el tronco de árbol a cuestas del titán. 

«¡El Toqui, el Toqui!» clama la conmovida casta. 
Anduvo, anduvo, anduvo. La aurora dijo: «Basta», 
e irguióse la alta frente del gran Caupolicán.

martes, 26 de marzo de 2019

Como gatos que cazan y se pelean dormidos

Cura de humildad para todos nosotros; la comparación final de los gatos me ha traído a la cabeza las peleas de nuestros gatos electorales.








Antonio Muñoz Molina, Tus pasos en la escalera. Seix Barral, Biblioteca Breve. Madrid, marzo de 2019.

NOTA:  Luria es el nombre de la perra del protagonista

viernes, 22 de marzo de 2019

La España fósil

Como el neoliberalismo se entere de que uno de sus brazos armados (al que Machado incluiría, seguramente, dentro de la que tildó de Mala gente que va apestando la tierra), se le está adelantando y actuando por su cuenta, lo cruje. ¿Qué necesidad hay de armar a la población, como proponen esos hijos de la España fósil? Ninguna. El neoliberalismo deja que la gente se desahogue con los tuits; o con los nacionalismos, los supremacismos o los feminismos transversales, integrados por gente de intereses tan enfrentados que, en cuanto salen de la riada, se anulan. Además, si armas a la población, como piden los guerreros de la dura faz, no hay que descartar que las escopetas no se usen para suspender de vida a toda una clase de la ESO. O que le salga el tiro por la culata al usuario. Es lo malo que tienen las armas que, una vez que las compras, tiendes a usarlas para que no se enmohezcan. Sobre nuestras cabezas pende, a modo de meteorito de Democles, la bomba nuclear. Inexplicable que no haya sido usada todavía. Si el neoliberalismo no ha aprendido con el caso nazi que estos movimientos que quieren ser martillo que sirva para aplastar lo "enfermo" del cuerpo social, acaban espachurrando también a lo "sano", "es que tonto es". O es que empieza a olerse que los van a necesitar, armados hasta los dientes, para cuando llegue el día de la ira total. El día en el que estallen los popularicos, hartos de esperar a que los desfibrilen en las aceras de los hospitales, por falta de camas. Armas, batallas, glorias imperiales. Los que aspiran a reanimar a una España fósil, también celebran añejas victorias guerreras. No aluden para nada a las derrotas. Me informa un historiador inglés, con el que tuve el placer de lamer en Los Italianos unas Tetillas de novicia (Copa Gadea, la llaman los refinados), que en su país se levantan monumentos a las derrotas y a las victorias militares. Por el contrario, la grandeur francesa ha grabado en el Arco del Triundo de París, como victorias, las derrotas que España infligió a los gabachos en la Guerra de la Independencia. Aquí, esos hombres de la tierra mala, citan sólo las batallas de Las Navas de Tolosa y Lepanto. Callan la derrota de la Armada Invencible o la de Trafalgar. Incluso se atreven a decir que, sin la batalla de Lepanto, todas las chicas europeas vestirían hoy día el burka. ¡Claro!, y, sin esa batalla, el Quijote no lo habría escrito un manco. Eso no tiene vuelta de hoja.

jueves, 21 de marzo de 2019

El golpe del trapo


En Cataluña se está dando un golpe de trapos, hilaturas y tejidos

martes, 19 de marzo de 2019

Las luces de mi Tita María

Poca luz
El Moyano, cuando iba a pagarle a mi Tita María el censo de la cueva en la que vivía, acostumbraba a preguntarle cosas. Solía iniciar sus preguntas con esta muletilla. "Doña María, a sus cortas luces...". Siempre he pensado que, en el fondo, era una bizarra fórmula de cortesía y de gratitud. Porque Mi Tita le perdonaba el censo en muchas ocasiones.
La foto es de José María Shandy Coetzee

lunes, 25 de febrero de 2019

Que se callen Casado y el Papa, o que se vayan

Pablo Casado ha declarado que "es bueno que las mujeres sepan lo que llevan dentro", cuando están embarazadas. Las mujeres que voten a este político -tras estas declaraciones- van a contraer una gran responsabilidad. La misma que las que sigan asistiendo a misa después de haber oído al papa Francisco decir que "todo feminismo termina siendo en un machismo con faldas". ¡Coño!, que luego lo pagamos todos y todos. Si los siguen apoyando, pese a estas barbaridades y sandeces, no bastará con echarle la culpa de todo al patriarcado. Que hay patriarcas y patriarcas... Mi Tita María cuando los curas se pusieron 'insonribles' con lo social, decidió relacionarse con Dios sin intermediarios.