viernes, 4 de julio de 2014

El gusto de mandar

Buen aspecto de don José
El Arcipreste de Hita, citando a Aristóteles, afirma que el hombre –de la mujer no dice nada- se afana por dos cosas, la primera, por comer, la segunda, por haber ayuntamiento con hembra placentera. Comer y holgar son imprescindibles para la supervivencia de la especie y el creador, conociendo la desidia del hombre, premió estas dos actividades con dos regalos sublimes: el orgasmo y la tortilla de patatas. Con semejantes recompensas no parece posible que se deje de comer y de holgar. El Arcipreste, quizá porque no alcanzara a conocer al alcalde de Granada, José Torres Hurtado, no nombró la atracción que el poder ejerce sobre las personas. Tampoco lo tuvo en cuenta el feliz inventor de uno de los chascarrillos más plúmbeos y granadinos que conozco. En el chiste, un amigo pregunta a otro: “¿Andrés, habrá algo que dé más gusto que follar?”. Y el otro le contesta: “Se sabría”. Me hubiera gustado estar en el salón de plenos del Ayuntamiento cuando, felizmente recuperado, se presentó el alcalde para repartir los premios de la Selectividad. En la foto que tengo delante, el hombre aparece más delgado, sonriente y feliz. Lo hubiera felicitado por su magnífica recuperación y le habría preguntado: “Don José, hay algo que a usted le dé más gusto que mandar”. Seguro que me habría contestado: “Se sabría”. Mandar más allá de toda esperanza de vida o de felicidad. ¿Por qué algunos sólo aspiran a comerse un topolino en Los Italianos y a ser soberanos de ocasionales y minúsculos reinos de taifas y otros a morir mandando?

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