EL "intelectual" ha sido siempre una pieza muy codiciada. Sócrates es el primer intelectual abatido por los escribas, que vivían de las palabras de pago: de la escritura. Dicen que al filósofo lo cazaron por corromper a la juventud, aunque quizá se lo quitaron de encima sus propios colegas de la Academia por añejo y por caro: un Sócrates para cada Fedro, un maestro para cada alumno. Su sistema de enseñanza se basaba en la comunicación directa y oral con sus discípulos, nada de manuales. Platón, que pirateó en sus Diálogos muchas ideas del maestro, recoge en el Fedro uno de los pensamientos que más pudieron molestar a sus compañeros de profesión, que para entonces se habían pasado a la escritura, el internet del momento. De ellos se ríe Sócrates (y el traidor de Platón ha dejado constancia de la puya socrática en su diálogo, quizá para justificar el haber expuesto en el top-manta de los libros, todo el material que plagió de Sócrates).
El maestro ridiculiza a sus colegas apuntados a esta novedosa tecnología de grabación y transmisión de datos, al pronosticar que la escritura iba a favorecer el olvido y a crear una casta de personas "que habiendo oído hablar de muchas cosas, sin instrucción, darán la impresión de conocer muchas cosas, a pesar de ser en su mayoría unos perfectos ignorantes". 2.500 años después, a algunos profesores se les oye decir algo parecido de la Informática, laminados por la avalancha de ordenadores portátiles que los políticos regalan a los alumnos, con mochilita teñida electoralmente con los colores autonómicos, para que los adolescentes no se dejen ver de día demasiado por las calles, anestesiados con internet, la epidural que los mantiene sedados.
La profecía del filósofo se ha cumplido también entre los blogueros: repaso las entradas de mi blog y constato que me he atrevido a hablar en él hasta de los trabajosos coitos de la mantis religiosa, pese a que mis conocimientos de etología no van más allá de saber que el buey solo bien se lame. Uno suele callar que la fuente de éste, y de otros saberes, es la Wikipedia. Ella me informa de que Rafael, en 1509, escenifica el triunfo de la escritura y la derrota del dialogante Sócrates, en La Escuela de Atenas, fresco pintado por encargo del Papa Julio II para decorar laStanza della Segnatura, convertida en su biblioteca privada. En el mural, es abrumador el número de personajes ocupados en actividades de lecto-escritura. Casi todos, calculan, leen, escriben, comentan textos, o portan libros. Sócrates, de espaldas a su aprovechado discípulo, se empeña en hablar.
El maestro ridiculiza a sus colegas apuntados a esta novedosa tecnología de grabación y transmisión de datos, al pronosticar que la escritura iba a favorecer el olvido y a crear una casta de personas "que habiendo oído hablar de muchas cosas, sin instrucción, darán la impresión de conocer muchas cosas, a pesar de ser en su mayoría unos perfectos ignorantes". 2.500 años después, a algunos profesores se les oye decir algo parecido de la Informática, laminados por la avalancha de ordenadores portátiles que los políticos regalan a los alumnos, con mochilita teñida electoralmente con los colores autonómicos, para que los adolescentes no se dejen ver de día demasiado por las calles, anestesiados con internet, la epidural que los mantiene sedados.
La profecía del filósofo se ha cumplido también entre los blogueros: repaso las entradas de mi blog y constato que me he atrevido a hablar en él hasta de los trabajosos coitos de la mantis religiosa, pese a que mis conocimientos de etología no van más allá de saber que el buey solo bien se lame. Uno suele callar que la fuente de éste, y de otros saberes, es la Wikipedia. Ella me informa de que Rafael, en 1509, escenifica el triunfo de la escritura y la derrota del dialogante Sócrates, en La Escuela de Atenas, fresco pintado por encargo del Papa Julio II para decorar laStanza della Segnatura, convertida en su biblioteca privada. En el mural, es abrumador el número de personajes ocupados en actividades de lecto-escritura. Casi todos, calculan, leen, escriben, comentan textos, o portan libros. Sócrates, de espaldas a su aprovechado discípulo, se empeña en hablar.
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