domingo, 15 de noviembre de 2015

La esponja del centurión

Il nostro Gadafi (Agencia Efe)

Las masas, en algunos países árabes, les están ocupando las plazas a los tiranos. Y estamos todos un poco asustados.  Más que por lo que les pueda pasar a las masas, por lo que nos pueda pasar a nosotros, si nuestros capataces en la zona desaparecen antes de que los hayamos sustituido por personas de nuestra confianza. No somos muy exigentes a la hora de elegir a los  manijeros (si no, no hubiésemos dejado a Gadafi plantar su jaima en nuestro jardín), ahora sólo les vamos a pedir que se declaren demócratas.  Para estos países no tenemos nada más que remedios inviables: nuestra  democracia de los ricos o el fundamentalismo islamista de los pobres.  Desde la Revolución Francesa, a la gente le ha dado por invadir las aceras y las calzadas con un proyecto, más o menos elaborado,  en la cabeza: acabar con la diferencia abismal que hay entre ricos y pobres.  Y hubo que adaptar las calles, las doctrinas, la policía, el ejército, las encíclicas y los discursos a la nueva situación. En París los arquitectos hicieron las calles muy anchas para que las masas, afluidas desde les banlieus,  no pudieran aprovechar cualquier excusa para arrancar los adoquines y hacer barricadas. A Ganivet, en 1896,  le molestaba que los pobres se fueran a vivir al extrarradio. En su obra  Granada la Bella, propugna que ricos y pobres sean vecinos en la ciudad. Que las casas de pobres y ricos, si no adosadas, sean contiguas. Nada de ensanches, que lo único que consiguen es “poner frente a frente dos centros de combate”. La Iglesia Católica volvió sus ojos compasivos hacia los desprotegidos y les sirvió  en las homilías la sopa boba de las encíclicas sociales. La burguesía asustada, usó de cierta manga ancha y dejó que los nazismos y los fascismos incorporaran a su currículo propuestas de mejora de las masas, tomados del pensamiento socialista. Y les dieron carta blanca para repartir leña y tener a las masas ocupadas. La cosa no fue bien y todo terminó en una guerra mundial.  Y tras la reconstrucción de Europa, con los comunistas y sus soluciones agazapados tras el muro, las masas pudieron comer, trabajar muchas horas, poner a sus niños a estudiar y disfrutar de un mes de vacaciones.  Y con esto, -que no es poco comer tres veces al día, lavarse ,  poder llevar a los hijos a la escuela y descansar unos días- las masas  han permanecido los pasados años  “estabilizadas”. Pero no así en el mundo árabe. Donde vuelven a emerger poderosas, golpeadas, bombardeadas,  pero derribando tiranos. Y, para su sed,  de siglos, de libertad y de justicia, no tenemos nada más que la esponja del centurión impregnada de mitos y de promesas.

5 comentarios:

  1. ¿Alguien puede resumir más de doscientos años de Historia en unas pocas líneas? Está claro: tú. Y a la par reconviertes esos años en lunares e islámicos. Una proeza.

    Gracias y saludos.

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  2. A veces me olvido de pasar a leerle...y cuando lo hago me doy cuenta de lo que me pierdo. Porque sinceramente, es una delicia aprender Historia con usted.

    Un abrazo.

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    1. Marián, me encanta que le parezcan bien mis extravagantes análisis históricos, Un saludo cordial.

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