jueves, 15 de agosto de 2013

Enseñando al Cuerpo

Feministas por razón del cargo
( La foto se la debo a José Luis Romera)
PÁNFILO, nuestro jubilado disruptivo, fue un referente cultural para la Guardia Civil por los años 70 y para sus alumnos del Instituto de Bachillerato de un pueblo de la campiña cordobesa. Le consta que tanto la Benemérita como los estudiantes de COU siguieron con atención sus enseñanzas y tomaron apuntes de sus lecciones. Los de la Guardia Civil, mucho más fiables que los de los jóvenes estudiantes que perdieron pronto sus notas de clase y las sustituyeron por episodios y sucedidos imaginarios, coloreados por la nostalgia. Cuando a Pánfilo lo amnistiaron en el 77 de una multa de 25.000 pesetas que le habían puesto los civiles por intervenir en unas jornadas pre-electorales a las que no había sido invitado ni él ni su partido, el secretario del Gobernador Civil, que lo llamó a su despacho para devolverle los dineros y regañarle por lo malo que había sido, le mostró una carpeta azul llena de informes y seguimientos de la Guardia Civil. El funcionario le permitió ojearla en una saleta aneja. Allí aparecieron los apuntes que había tomado la pareja de civiles que asistió a su conferencia en el teleclub sobre la Doble alienación de la mujer. Pánfilo detectó enseguida que el informe era del responsable de las tareas de inteligencia en el puesto del pueblo, por la precisión militar de su estilo. No faltaba en el escrito ni la referencia al libro de Castilla del Pino sobre el asunto. Que los estudiantes no eran tan cuidadosos como los números del Instituto Armado, lo supo Pánfilo una noche de julio de 2003 en la que recibió una llamada de un ex alumno, visiblemente inspirado por el amontillado, que le dio las gracias en su nombre y en el de sus compañeros de COU del año 73 por haberles dado a conocer a Borges. Pánfilo está seguro de que en aquella época él todavía no sabía quién era Borges. Y, también, de que al cabo primero, que asistió a su charla sobre la doble alienación de la mujer correctamente uniformado, le han servido de mucho los conocimientos que fue acopiando en los numerosos actos culturales que se organizaban en los teleclubs de la zona y a los que tuvo que asistir en razón de su cargo. Pánfilo me ha confesado que el Estado le ha pagado suficientemente las clases de Literatura que impartió, con la brillantez que le caracterizaba, en el Instituto, pero se me queja de que no se le hayan pagado todavía las clases que le dio a la Benemérita. Y cree tener derecho a un sobresueldo en negro como todo el mundo

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