La idea del Dios alfarero que manda a su hijo a la Tierra, al centro Universo, para morir por nosotros y salvarnos, quedó algo tocada cuando Galileo popularizó el descubrimiento de que la Tierra es un pequeño planeta que da vueltas en torno al Sol, que, a su vez, es una estrella mediana de una galaxia de clase media. Hasta ese momento los teólogos tuvieron razón de ser. Desde entonces, sus explicaciones resultan extravagantes. En las tertulias de las emisoras de mayor difusión, hay ahora un teólogo/especialista de la Diosa Economía, explicando lo de la crisis. Esa Economía de la que hablan, como el Dios de la leyenda bíblica, ya no existe. Las explicaciones de los teólogos y de los economistas resultan ya un poco peregrinas y obsoletas. Los sacerdotes siguen intentando vivir de sus dioses, aun después de que éstos hayan muerto.
martes, 30 de octubre de 2012
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Como economista estoy de acuerdo en la afirmación, con la diferencia que la diosa/dios economía no ha mandado a su hijo a la tierra para morir por nosotros... tal vez sería al revés
ResponderEliminarun saludo profesor
¿Que nosotros morimos para redimir los malos pasos de la diosa? Seguro, amigo Jorge B. Ortiz. Gracias. Saludos cordiales.
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