Esencia de mujer
LA revista Vanitatis.com considera que Soraya Sáenz de Santamaría es una de las españolas peor vestidas de 2011. El vestido que la señora llevó a la entrega de los Premios Mujer Hoy, el día 12 de este mes, ni era de estreno ni feo, sólo le quedaba estrecho; lo habría adquirido antes de dar a luz y aparecía, en las fotos de Vanitatis, superado en alguna de sus costuras por la ubérrima carga postnatal de la actual vicepresidente. Todo muy estudiado: vestido usado = contención del gasto en la escasez; síntomas desbordantes de maternidad = madre entregada que da de mamar a su hijo. Hijo = precioso objeto del deseo de los culebrones de televisión -en los que siempre hay varios hijos esturreados, en busca de padre, madre y demás familia- y también del imaginario colectivo de una sociedad falta de nacimientos y sobrada de teatro ginecológico. Normalidad aparente para algo que no es usual: que una recién parida pueda acudir a fiestas o estar presente la noche electoral para no dejarse arrebatar los réditos de la victoria. Esta mujer debe de tener en casa a alguien que se ocupe de su hijo. Me gusta Soraya Sáenz de Santamaría. Quizá no responda al modelo de mujer liberada con que soñó en los setenta la jeremíaca feminista Lidia Falcón. Tampoco sé si la nueva vicepresidente del Gobierno ha leído a Simone de Bouvoir -no está en el temario de las oposiciones a Abogados del Estado- pero coincide con la escritora francesa en que las mujeres deben clausurar la época de la queja y, también, la del rechazo de todo lo que proceda del varón. A Rajoy le ha aceptado la única vicepresidencia de su gabinete, y de quejarse nada: no tiene tiempo para tirarse al suelo y desde allí zancadillear y manejar a los machos, ella dedica todos sus esfuerzos a prepararse para ser la primera presidente del Gobierno de España. Sí se recuesta cuando posa con un vestido negro, como de lencería fina de señora, para el magazine de algún diario. Porque ella, virgen de toda ideología y preñada de toda ambición, no desaprovecha ninguna de sus gracias. Rajoy no lo sabe, pero Soraya ya ha comenzado, como la hembra de la santateresa en la cópula, a extraerle la sustancia del poder con su lengüita. Un buen día -también ocurre en el poema La mantis religiosa del escritor peruano José Watanabe -, el presidente será sólo cáscara vacía. Las enciclopedias no dicen qué palabra final deja escapar el macho de la mantis antes de dejarse arrebatar por la hembra, mientras que le hace gozo, la última gota de vida. No hay que descartar que Mariano Rajoy deje escapar una de agradecimiento.miércoles, 28 de diciembre de 2011
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Compartimos la devoción sorayista. También me hace tilín la muchacha, y más ahora que exhala feromonas a granel a todos los niveles, producto de la mezcla de ambición política y maternidad lechosa. Buen artículo. Un abrazo.
ResponderEliminarAdmiración sentimos por Soraya, que cantaban los Trapp en Sonrisas y lágrimas. Gracias, Isaak, un saludo cordial.
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