jueves, 20 de octubre de 2011

Una mujer nueva

EN la web Hola.com leo que "Liz Gilbert, personaje que interpreta Julia Roberts en la películaCome, reza ama, tenía todo lo que una mujer actual puede soñar: un marido, una casa, una exitosa carrera…, pero también se encontraba perdida, confusa y buscando lo que realmente deseaba en su vida. Recién divorciada y ante la disyuntiva de qué camino escoger, decide salir de su acomodada vida y arriesgarlo todo, embarcándose en un viaje alrededor del mundo que se convierte en una búsqueda para encontrarse a sí misma". La lectura de este texto me ha producido la misma desazón que cuando subo al Albaicín por la Caldereríay me cruzo con alguna amiga de antigua militancia en un partido de extrema izquierda -de esos que colocaron a sus líderes en los sindicatos o en la socialdemocracia- cubierta con el velo islámico. Claro que la metamorfosis de estas mujeres emancipadas no es más inquietante que el que un bloguero formal lea Hola.com
Pero yo estoy aquí para hablar de los gurús y no de mis debilidades. Julia Roberts -la novia de América- encuentra en su viaje a un gurú y también el amor de Javier Bardem -el novio de España-, que, al hacerla suya, dispara en el espíritu del espectador nacional un subidón parecido al que nos toma cuando Alonso arrebata la poole position a un Red Bull en la F1. El gurú hará de ella "una mujer nueva", gracias a los poderes que el periodista argentino Ricardo Caler atribuye a estos santones en su libro El reino de las mujeres. El último matriarcado, donde estudia la vida de los Mosuo, en el poblado chino de Loshui, a orillas del lago Lugu. 
No es en esta aldea de 25.000 habitantes -en la que las mujeres están al mando-, donde Liz se topará con su gurú, sino a 4.000 kms, en Bali. Allí vive ese anciano sabio, depositario de una cultura milenaria, capaz de dar respuestas enigmáticas a preguntas sin sentido, prócer familiar, instructor de artes marciales, experto en medicina alternativa, versado en metáforas sobre la vida, maestro amado, pozo de la sabiduría, cultivador de tomates ecológicos, pilar insoslayable para la civilización… O sea, todo un patriarca. ¡Con lo mal que le han caído siempre a las mujeres liberadas los patriarcas! En Granada, al menos, no tienes que irte tan lejos para dar con uno, puedes encontrar algo parecido a un guía espiritual en las cursos municipales de pilates o de yoga (nivel principiante), o si picas más alto, tirar para el Albaicín, donde una puede tomar el velo en alguno de sus conventos o disfrutar de un delicioso té, en su mezquita, por sólo 1,50 euros, antes de enfundarte en el chador.

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