Pánfilo está muy desilusionado. Estaba convencido el hombre de que había vivido parte de su vida bajo una dictadura,pero Goebbels y Luis Suárez lo han sacado de su error. Sobre todo la siguiente anotación hecha por Goebbels en su diario el año 1941:«Franco y Súñer están totalmente entregados al clericalismo, carecen de apoyo popular, ni siquiera han comenzado a ocuparse de cuestiones sociales. Hay un caos tremendo. La Falange no tiene ninguna influencia. Mucha grandeza pero nada detrás. Se admira a Alemania como país de las maravillas. Muchos desean que vayamos allí a poner orden. Esta es la imagen de un país después de una revolución que ha causado casi dos millones de muertos. Y encima es aliado nuestro. ¡Espantoso! Menos mal que no hemos apostado por esa carta». Parece que un especialista en dictaduras nazifascistas de prestigio mundial, como Goebbels, consideraba a Franco más un meapilas mandón que un führer en toda regla.
Desconsolado, y descolocado por la novedad que altera toda una vida, Pánfilo me ha mandado este lamento: “Yo quiero un dictador normal, no un meapilas, prefiero un horrible dictador nazi o fascista que me saque los hígados invocando a dioses de los brumosos bosques centroeuropeos, que me fusile sin confesión. Delgado, fuerte, musculado, como un bombero cachas de nueva generación, que me estirpe el corazón con sus propias manos. ¿Pero qué hemos hecho nosotros, los españoles, para tener, en lugar de un dictador indiscutible, un monaguillo genocida y suavón?”
Le he contestado que tendrá que acostumbrase a la nueva situación y que a las víctimas de Franco, exterminadas por el monaguillo o por el dictador, quizá les importe poco el matiz historiográfico. Si es que les llega la noticia al Hades.
Dudo que a las víctimas les importara poco el matiz historiográfico, la pena es que de ellas, encarceladas torturadas, asesinadas, desaparecidas, nadie hablará en Academia alguna, me temo.
ResponderEliminarEstos episodios dejan al descubierto, querida Encarna, el corporativismo:he leído condenas tibias del panfleto de Suárez- porque es eso, un panfleto de propaganda del régimen de Franco- acompañadas de defensas vigorosas de la Institución que ha permitido que su Diccionario contenga una visión tan poco objetiva de una época de la Historia de España. En lugar de corregir de inmediato el error y, sobre todo, de desautorizar a su autor, se contentan con decir que el Diccionario es una obra magna, que no se ve deslucida por meteduras de pata como la de Luis Suárez. La misma postura del Vaticano con sus pederastas, primero los tapa y, después, cuando no es posible el disimulo, los justifica y, sólo al final, cuando el escándalo es mayúsculo, los castiga fraternalmente. Gracias, amiga por tu comentario.
ResponderEliminarSiempre me ha llamado la atención ese fraternal corporativismo que se da en todas las personas, aunque no pertenezcan a asociación o cuerpo alguno.
ResponderEliminarLos "errores", llamemoslos tibiamente, cometidos por los demás siempre son dignos de una condena mucho mas rígida y penosa que los cometidos por los propios.
Mi hijo siempre será menos ladrón que el hijo del vecino, y nunca merecedor de un juicio ajustado que siempre nos parecerá duro en los propios y propio, o incluso leve, en los ajenos.
Esa ecuanimidad despersonalizada de intereses morales en el trato a los demás y a la historia y sus personajes, deberíamos empezar a aprenderla desde pequeñitos como un ejercicio que nos permitirá, de mayores, ser mas justos, objetivos y equilibrados en nuestras apreciaciones. Sin complejos.
Besos a todos, víctimas víctimas, víctimas verdugos, víctimas testigos, víctimas atónitas, victimas rebeldes... víctimas, en fin, de nuestros propios miedos, cobardes.
Ana María, por eso no se debe matar a nadie, porque es cosa que no se suele pasar por alto. Y entonces víctimas y verdugos, y sus familiares, se pasan la vida, la historia, entorpeciéndolo todo, convirtiendo eso que llaman 'Historia' en un juego de alegatos y exculpaciones. ¡Cuando habría tantas cosas que hacer! Gracias y un saludo afectuoso.
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