miércoles, 22 de diciembre de 2010
Cómo fracasar en la vida, en las mejores condiciones
En la Biblioteca Pública de Granada todo tiene esta tarde un aire tranquilizador, de normalidad. Aunque no hay que fiarse: el 23 de febrero de 1981, me recorrí por la noche los cuarteles de la ciudad y tampoco percibí ninguna novedad. Desde la proclamación del Estado de Alarma voy a los edificios públicos esperando encontrar una pareja de funcionarios de alguno de los aparatos coercitivos del Estado, como los que acampan en la torre de control de Barajas, pero en estas altas luminarias de la cultura que son las bibliotecas públicas, te sigues encontrando, felizmente, a los de siempre: a un 43% de jóvenes estudiantes, a un 13% de emigrantes de varia procedencia, sobre todo en los puestos de internet, y lo que queda, hasta el cien por cien, de jubilados en estado de revista, repasando los periódicos y a un número oscilante de indigentes, que pasan la tarde durmiendo la siesta, arropados por la prudentísima calefacción del local y leyendo libros de autoayuda (el de moda entre este sector de la población lectora se titula “Cómo fracasar en la vida, en las mejores condiciones”). Sin embargo, el noble anciano que se sienta a mi lado en la mesa de lectura, con apariencia de haber conocido tiempos mejores, toma notas de un libro sobre el II Congreso de Escritores para la Defensa de la Cultura, celebrado en 1937. Se encuentra tan enfrascado en el estudio de los documentos que no se da cuenta de que estoy echándole el ojo a sus notas. No tengo ni idea de por qué le ha llamado la atención que María Teresa León propusiera en la sesión de apertura que los allí presentes nombrarán presidente de honor de un Congreso de escritores a un militar, el “glorioso General Miaja, defensor de Madrid”. Quizá el hombre teme que si el gobierno sigue resolviendo problemas civiles con leyes de excepción, las bibliotecas pasen a Defensa y Chacón ponga las direcciones en manos de sargentos rigoristas opuestos al dormitar de los vagabundos en sede bibliotecaria. Sea como sea, mi compañero de mesa ha reflejado la propuesta y el “clamoroso sí escuchado en toda las sala”. También ha anotado estas otras palabras de la intervención de María Teresa: "camaradas, vosotros venís de países donde aun se puede coser a la luz de la paz”. El último apunte que mi compañero ha tomado antes de dejar el libro en su estantería y depositar las cuartillas con sus notas en algún recoveco del carrito en el que transporta sus cosas, está sacado, por lo que alcanzo a leer, de la intervención en el Congreso del escritor soviético Mijail Kolztov. “Uno de nuestros escritores, Soblef, ha dicho que la Unión Soviética da al escritor todo lo que pueda desear, menos una cosa: el derecho a escribir mal”. Me levanté para coger el libro y “contextualizar” los pecios de escritura que había rescatado de las cuartillas de mi compañero, pero los funcionarios, todavía civiles, comenzaron en ese momento a apagar las luces de las salas y a pedirnos que saliéramos. Lo dejé para otro día.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
El secreto del éxito reside en las páginas del libro "El secreto" de Ronda Byrne. El libro de autoayuda por excelencia. En él se habla de la 'ley de atracción' y de cómo nos puede ayudar a atraer a nuestras vidas mejoras en lo económico, en la salud, en lo social, etc.
ResponderEliminarEn el prólogo de este libro se explica: "Conforme vayas leyendo y aprendas El Secreto, descubrirás cómo puedes tener, ser o hacer todo lo que quieras. Sabrás quién eres realmente. Conocerás el verdadero esplendor que te espera."
Todo es cuestión de planteárselo y pensarlo muy fuerte. Yo la verdad, no entiendo como a nadie le puede ir mal. Cómo sigue habiendo indigentes, gente que sufre... a lo mejor es que no saben leer...o que no tienen dinero para pagar los más de veinte eurazos que vale el librito. En el precio reside, sin duda, el secreto del exito de la señora Byrne.
Iria, ¡qué bueno que volviste, bloguera pródiga! No estoy muy convencido de que siendo todos felices, nos encontremos bien. ¿Y las señoras que venden yemas revenías de la monjitas en los rastrillos de caridad? Les vamos a quitar sus yemas y la sensación de bondad que las inunda por las yemas que te colocan? Rastrilleras del mundo uníos, que no os quiten vuetros rastrillos. Contra una Ley Sinde para la erradicación de la indigencia. Mientras que haya una yema que vender debe de haber un menesteroso que reciba los beneficios de su venta. Propongo, para mejorar, los rastrillos, que a las señoras que los atienden les den una pildora de amargor, porque tanta miel en sus dulces y tanta melosidad en sus caras, pueden provocar vómitos en los estómagos más acostumbrados a estas turbulencias místico-sentimentales. "Con un poco de acíbar que os den,rastrilleras, pasará mejor la vomitiva píldora de bondad que nos administráis".
ResponderEliminarSi volviera Mary Poppins a cambiar estos aires de tontura, otro gallo nos cantaría...
ResponderEliminarLa misma nostalgia por Mary Poppins que dejas ver en tu comentario, Iria, deben de haber sentido los responsables de los Premios Grammy que han concedido a su protagonista,J. Andrews, de 75 años, el galardón que se otorga a un artista por toda una trayectoria.
ResponderEliminarLa felicidad, esa sensación de plenitud, paz y serenidad que nos llena de alegría interior, y nos permite disfrutar de la vida
ResponderEliminarPero el diccionario dice:
Que la felicidad es el estado del ánimo de satisfacción y contento que se complace en la posesión de un bien.
Este diccionario debe ser neo liberal, consumista.
Y Kant opina que la felicidad es: “El estado de un ser racional en el mundo, al cual, en el conjunto de su existencia, le va todo según su deseo y voluntad”
Un poco caprichoso el tema
Podemos preguntar a este hombre, Mattiheu Ricard declarado por la universidad de Wisconsin “el hombre mas feliz de la tierra”
Querida Ana María, veo que hay muchas maneras de ser feliz. Pero hay algo menos difícil de averiguar: los que hayan tenido la suerte de comer tres veces al día desde que nacieron hasta hoy, quizá no hayan sido felices constantemente, pero desde luego, lo que sí son es unos privilegiados, si analizamos el asunto diacrónicamente (¡!). En ese sentido, y no sólo en ese, este infeliz bloguero, se declara un privilegiado, por ahora...
ResponderEliminarTodo tiene tantas opticas, ¿Que es el exito?
ResponderEliminarO el fracaso, su ineludible complemento.
Para mi sería un éxito conseguir vivir feliz, pero ahí me encuentro con que quizás sea solo cuestión de matíz, pues como decía aquel... "Nada es verdad o mentira solo depende del color del cristal con que se mira"
Quizá yo sea feliz y no lo sepa, quizá un fracaso sea un éxito...
Y aunque en toda mi vida he comido casi siempre tres veces al día y hoy hacerlo pueda considerarlo un exito, en ese aspecto sí que somos privilegiados...