domingo, 5 de diciembre de 2010

"Controla, que yo también sé mirar"

Espacio aéreo
Siempre hay alguien que considera que lo suyo es lo más importante, que sus exigencias han de saltarse la fila y colocarse las primeras. Lo normal es conformarse con pasar por delante de todo el mundo en la cola del centro de salud o con desplazar a un niño con el carrito de la compra lleno, en el mercachuflas o con escupir en la calle o con tirar la colilla encendida por la ventanilla del coche. También consuela bastante mirar al guardia de seguridad a los ojos con arrogancia y espetarle, "¡Controla, segurata, no me mires así, que yo también sé mirar!". En la Transición nos tragamos a los borbones, a la bandera, sepultamos los deseo de venganza, pero ETA, por ejemplo, entendió que la Constitución y la magra democracia conseguida y/o otorgada, eran paparruchas y siguió en el monte, ayudando objetivamente a los que no querían ni siquiera esa democracia endeble. Porque lo suyo era lo más importante. Los banqueros, ahora, también han conseguido que lo suyo sea lo más importante. Y pese a lo conseguido de los estados, están en huelga de préstamos. Los controladores aéreos, incapaces de controlar sus propios apetitos, han logrado paralizar en un puente festivo, la única fuente de ingresos segura que tiene este país, el turismo, sin importarles las consecuencias, incluso para la propia aviación comercial. Porque lo suyo es lo más importante, cuando se está al borde de la bancarrota. Algo parecido sucedió en el 36, los privilegiados, la Iglesia, los terratenientes, los empresarios, no accedieron a perder ninguno de sus privilegios, consideraron que lo suyo era lo más importante. Y así nos fue.

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