Tanto Spiriman como Susana Díaz persiguen el liderazgo. Y esto no es malo. Son ambiciosos y ególatras. Voluntariosos, constantes. Seguro que no paran sus coches al borde de una carretera para ver volar a una bandada de zorzales. Ni se asombran ante el pájaro solitario que descansa en los cables de la luz, antes de retomar su vuelo. A los niños los miran como objetos de aproximación a sus padres, a los enfermos, como palanca de ascenso en el amor y consideración de la gente. Sin los ambiciosos obsesivos, el mundo disfrutaría de períodos más largos de paz y, también, más aburridos. Es posible que las ciencias y la filosofía sufrieran un parón perjudicial y castrante. Los caminos de Susana Díaz y del doctor Jesús Candel, por ahora, son diferentes. Parecen enfrentados, hasta el punto de que es probable que al doctor Candel, los Reyes le traigan una Susanita de carbón, y viceversa. Susana Díaz, por ahora, sólo utiliza el lenguaje políticamente correcto. Sus propuestas, algunas escandalosas o risibles, no contienen ni tacos ni ofensas no elaboradas, en bruto. Spiriman, utiliza el taco, la ofensa personal, sin pulir, la descalificación radical, porque piensa que así conecta más fácilmente con los granadinos enrabietados con tanto político y tanto sindicalista inepto o/y aprovechado. Si prestas atención a lo que dice Susana Díaz, rápidamente te das cuenta que va a lo suyo. Si lees entrevistas que le han hecho a Spiriman o sus vídeos, inmediatamente te salen tantas primeras personas del singular, tantos yoes, que parece, casi, un columnista o un bloguero de arrabal. Ambos usan también con profusión la palabra “todos”, en algún momento dicen hablar en nombre de “todos” los andaluces o de “todos” los granadinos, como si dispusieran de escáneres de conciencias. Mas lo cierto es que no han podido contactar con “todos” los ciudadanos. Ambos son síntomas de los que nos pasa: el derrumbe de los partidos y sindicatos tradicionales y de sus promesas y propuestas. Si esto no hubiera sucedido, ni una Susana Díaz ni un Candel hubiesen tenido nada que hacer. Pero los problemas están ahí y mucha gente necesita cobijarse bajo la capa, o las promesas fantasiosas, de un líder. Asociarse, chismorrear, sentirse en comunión de intereses y de ambiciones con alguien. Echarse en manos de mesías, de populistas todoterreno que tienen hambre de votos y de reconocimiento; y que se mueven para conseguir el poder, y luego veremos… Eso no quiere decir que, una vez que lo tengan, no hagan algo beneficioso por el común; pero, en la lucha por conseguirlo, pueden dejar el territorio baldío.
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Gran artículo...
ResponderEliminarGracias,Mark de Zabaleta, no sabes cómo agradezco que, cuando escribo, me traigan los Reyes el regalo de tu atención y reconocimiento. Un abrazo grande.
ResponderEliminarCarbón para la Gestora entera.
ResponderEliminarMuy bien escrito, Pablo, pero se podía ampliar. Hay mucha ambición en este aparato...Me gusta el Doctor, y su lucha. No le he visto ni oído utilizar insultos.
Un saludo.
María, te agradezco tu comentario. Me tuve que estudiar el asunto para escribir mi columna y, sí, si utiliza insultos en sus vídeos. Pero el meollo, en mi opinión, no está en el insulto, sino en el endiosamiento. Y de él se siguen tantos males... He estado en las manifestaciones granadinas. Por la sanidad pública. Asistí porque me parecía bien, no al requerimiento de Candel. Un saludo cordial y muchísimas gracias por tu comentario. Continuaremos...espero.
EliminarCualquier artículo que ayude a reflexionar y no sea hiriente se agradece Pablo. Gracias. No creo en los héroes, ni por lo general en las acciones populares al uso, que nada o casi nada consiguen y, mucho menos si las convoca un sindicato, pero sí me alegra saber cuando algún ciudadano honesto irreverente y con ideas, no se si es el caso del Dr.Candel -disculpo a ególatras y ambiciosos- con un discurso de decencia, convocan a otros a cuestionarse y oponerse a los desmanes, el saqueo, la falta de responsabilidad y la mediocridad de nuestra política y sus actores -nada nuevo. Me gusta pensar -ingenuamente- que existen personas con propuestas y poder capaces de movilizar ideas, más aún de generarlas en los otros, lamentablemente no las escucho. Tampoco creo en "la cordura, madurez y transparencia" de la actriz-política Susana Diaz, ojalá pudiera creer en su sonrisa, que también me parece interesada y falsa. Toda esta gran mentira que es nuestra política, se teje con "la lana de los corderos del rebaño" para abrigo y sustento de los mismos de siempre, el gran poder. ¿Mi deseo para el 2017? Trabajar, pensar, actuar desde la individualidad ... y descarriarse: nuevos caminos conducen a nuevos destinos. Un saludo
ResponderEliminarElena, comentarios como el tuyo, son los que me dan ánimos para seguir escribiendo. Agradezco la sensatez, el buen estilo y la claridad de tu escrito. Un saludo cordial.
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