Autoría incierta
CONDESCENDENCIA, lo mío se llama condescendencia, aunque en tiempos, antes de que esta palabra fuera usada como arma arrojadiza-, lo llamé populismo. Les cuento: esta semana pensaba escribir de Neurociencia, después de oír de madrugada en la radio que El taller del razonamiento, una institución dedicada a estudiar la obra de Cela, servirá de plataforma para investigar la relación entre el cerebro y la creación artística. La revista de divulgación científica Muy interesanteme informa de que este tipo de estudios se viene haciendo en España en el Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL) de San Sebastián, con la ayuda de las técnicas de registro de la actividad cerebral más avanzadas. Los resultados confirman algo que ya imaginábamos: que cuanto más 'raro' es nuestro lenguaje más recursos requiere para ser procesado en la zona frontal izquierda del cerebro del lector o del oyente. Conocida como la zona de Broca. Un texto 'anormal', plagado de oxímora, pleonasmos y metáforas, consume más energía cerebral del receptor que el discurso de investidura de Rajoy, lleno de tópicos y de lugares comunes. Al poco rato, en un bar, mientras que, Galina, la camarera ucraniana, deposita en mi mesa el medio mollete, el aceite y la taza de café con leche de desayuno, leo esta frase en uno de los sobres del azúcar: "Sólo quien te quiere de verdad comprende el dolor detrás de tu sonrisa, el amor detrás de tu rabia y las razones detrás de tus silencios". No viene firmada. Condescendiente y dicharachero, le pregunto a la camarera si el autor se llama 'Azúcar Blanco'. No lo hago con maldad ni para reírme de ella. Simplemente, para que se acuerde de mí cuando vuelva a ese café y me diga, nada más entrar, lo que más le gusta oír a un jubilado, más, incluso, que colarse en el dispensario: "Caballero, lo de siempre, ¿verdad?". Incluso le explico, sabiondo, lo que he leído, hace un rato, en el Muy Interesante: que esta frase incendiará el lóbulo frontal izquierdo de los clientes que la lean, mucho más que lo que dice por enésima vez Luis Enrique de Messi en la tele; porque contiene tres antítesis o contrastes: dolor/sonrisa; amor/rabia; razones/silencios. Me mira con esa mirada, protectora y compasiva, con la que las mujeres han mirado durante miles de años a los ancianos de la tribu confiados a su cuidado, y me explica con precisión envidiable que en el sobre no pone el nombre del autor porque será frase popular de éxito, creada en su día por un individuo concreto, pero aceptada rápidamente por la comunidad que se encargó de transmitirla oralmente de generación en generación. Sin condescendencia ninguna; pedagógicamente, me ha dicho lo mismo que decía Menéndez Pidal de la autoría de los romances y de su transmisión en las culturas ágrafas. Me hubiera gustado estar conectado a los aparatos de un laboratorio de Neurociencia para ver cómo mi cerebro ardía de admiración ante el milagro de la humilde sabiduría de Galina.jueves, 27 de octubre de 2016
La sabiduría de Galina
Etiquetas:
Literatura,
Menéndez Pidal,
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Zona de Broca
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Simplemente magistral...
ResponderEliminarGracia, Mark de Zabaleta. Sabes que te agradezco mucho que me leas y que valoro muchísimo tus comentarios. Un saludo cordial
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