NO hay que descartar que Torres Hurtado y Sebastián Pérez lean algo más que el pregón de Semana Santa. Tal como están planteando el cerco y asedio de la Alhambra y de Sierra nevada, en manos de sus enemigos de la Junta de Andalucía, no sería descabellado pensar que también estén estudiando la Guerra de las Galias de Julio César, donde el escritor y estratega romano explica lo que tuvo que hacer para conquistar la fortaleza de Alesia, la plaza fuerte del caudillo galo Vercingetorix. Los romanos cercaron la fortaleza para rendirla por el hambre y por la sed. Al asedio respondieron los galos más o menos como Mar Villafranca, directora del Patronato de la Alhambra, abasteciéndose de todo y creando infraestructuras y fortificaciones que les permitieran sobrevivir durante mucho tiempo sin necesidad de recibir refuerzos del exterior. A veces, los sitiados cometen errores que facilitan la toma de la Colina Roja, como no pedir permiso para barrer un patio o no pagar los dos euros que exigen los sitiadores para firmar una tregua. En la Sierra la estrategia de cerco por hambre es más clara, y los sitiadores, ayudados por pequeños jefes locales, como el alcalde de Monachil, cerraron hace poco el restaurante más importante de la Sierra, en momentos de mayor concentración de sitiados, para rendirlos un fin de semana por el hambre y la sed. Quizá no sea muy descabellado afirmar que el alcalde y el presidente de la Diputación, aparte de la lectura atenta y piadosa del pregón de Semana Santa, hayan aprendido hasta latín para poder leer, sin traductores, la Guerra de las Galias de Julio César para poder rendir, siguiendo sus consejos, la fortaleza; y tomar, también, las altas cumbres de la Sierra.
No sólo los políticos granadinos del PP leen a Julio César. El PSOE, e incluso Tania Sánchez, ex diputada por IU en la Asamblea de Madrid, cuando la justicia o la policía, ponen sus ojos en ellos, actúan como las legiones romanas, rodeando sus campamentos, con varias líneas de fosos y empalizadas, para no rendir sus plazas o escaños o candidaturas a la primera. Cuando son investigados por la policía, no dimiten, y se parapetan detrás de la primera empalizada, la más exterior. Cuando entra al caso la fiscalía anticorrupción, abandonan esa línea de defensa y afirman que cuando sean imputados, dejarán sus cargos, pero cuando un juez los imputa entonces, tampoco dimiten, y entran en distingos, como de teólogos, sobre lo que significa la imputación. Y cuando por fin se les abre juicio oral, entonces, tampoco se van, pero faltos de recursos, blanden el convincente argumento de que no se van porque no les sale. El día que les claven un puñal, como a César, susurraran extrañados al reconocer al asesino: "¡Bruto, hijo mío, también tú!".
No sólo los políticos granadinos del PP leen a Julio César. El PSOE, e incluso Tania Sánchez, ex diputada por IU en la Asamblea de Madrid, cuando la justicia o la policía, ponen sus ojos en ellos, actúan como las legiones romanas, rodeando sus campamentos, con varias líneas de fosos y empalizadas, para no rendir sus plazas o escaños o candidaturas a la primera. Cuando son investigados por la policía, no dimiten, y se parapetan detrás de la primera empalizada, la más exterior. Cuando entra al caso la fiscalía anticorrupción, abandonan esa línea de defensa y afirman que cuando sean imputados, dejarán sus cargos, pero cuando un juez los imputa entonces, tampoco dimiten, y entran en distingos, como de teólogos, sobre lo que significa la imputación. Y cuando por fin se les abre juicio oral, entonces, tampoco se van, pero faltos de recursos, blanden el convincente argumento de que no se van porque no les sale. El día que les claven un puñal, como a César, susurraran extrañados al reconocer al asesino: "¡Bruto, hijo mío, también tú!".
Muy bien enfocado....
ResponderEliminarSaludos
Verdaderamente, se echan en falta los antiguos juicios de Dios. Quizá su resultado no era muy exacto pero el olor de las heridas que dejaban en el que era juzgado consolaba mucho a la gente.
ResponderEliminarGracias y saludos.