miércoles, 18 de junio de 2014

Pasión por la alcaldía

Los hombres de fe sencilla como Sebastián Pérez, presidente de la Diputación de Granada, no suelen asistir a cursos de teología. Y, sin querer, en ocasiones rozan  la herejía. En buen compromiso ha puesto a la Virgen de las Angustias asegurando hace unos días en el Ferial que Torres Hurtado se va a curar gracias a Dios, a su buena salud y a la intercesión de “nuestra Patrona”. Algún teólogo de la facultad de Cartuja le podría decir que está comprometiendo gravemente el libre albedrío de Dios, e incluso, el de su madre, obligándolos a atender intensivamente al alcalde como si no tuvieran otra cosa que hacer -¡con la cantidad de reclamaciones que les vienen de todos los rincones del Cosmos!- que preocuparse a petición del presidente o de su comando de orantes provinciales,  del estado de salud del alcalde de una ciudad pequeña, de un Estado pequeño, que se encuentra en una galaxia pequeña, de los miles de millones de galaxias que pueblan el Universo. Tampoco queda bien parada la profesionalidad del personal sanitario que ha sacado adelante al alcalde, al atribuirle Pérez todo el mérito de su recuperación a seres que no han aparecido de nunca por la UCI a echar una mano. Es natural que Pérez crea en Dios, porque sin su ayuda, quizá, no hubiera podido escalar a donde ha escalado. Por tanto es comprensible que sea un hombre de fe. Pletórico de fe, en sus declaraciones de feria, pero no tanto de caridad o de piedad, se ha mostrado el presidente,  cuando asegura que pronto Hurtado estará “trabajando por esa pasión que tiene que es esta ciudad, su tierra, Granada con la que yo comparto con él tantos años de esfuerzos y desvelos”. Poco caritativo parece colarse en el panegírico de un hombre enfermo que, de asistir a la Procesión del Corpus, sólo podrá hacerlo “en un carrillo”. No hay que descartar que la impiedad, y su poderosa ambición, hayan   forzado a un hombre tan pío como el presidente a pronunciar  palabras tan poco compasivas. Ha sobreactuado también Pérez al intentar convertirse en portavoz de la enfermedad del alcalde y de sus proyectos de futuro, cuando, según dicen personas cercanas a la familia de Torres, ésta va a hacer todo lo posible para que Hurtado abandone la política. Algún día le preguntaré al alcalde, recuperado, qué se siente cuando tú, postrado, ves revolotear por la UCI los oscuros pájaros de la ambición. Desde luego no es la actitud que uno espera de un amigo o de un compañero.

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