Una de las cosas que me gustan de la juez Alaya es que sea tan presumida. Hay ahora muchas mujeres que dicen que esta top-juez se arregla demasiado. Se está reflexionando sobre las exageraciones en el vestir de las mujeres con responsabilidades en la gestión de lo público. Almudena Grandes ha llegado a decir que una buena madre es imposible que vaya a trabajar tan peripuesta. ¡Qué gozada! Antes del fenómeno Alaya, cuando un hombre se metía con el look de la Señora de la Vega o de la señora Diez, le caía una buena. "Vamos como nos da la gana", te decían algunas mujeres molestas por tus comentarios, "bastante tiempo nos habéis dicho lo que tenemos que hacer", te espetaban con toda razón. Ahora, las beneficiadas por los Eres afirman que Alaya lleva en la maleta un ropero completo y que las actuaciones de los ERE las lleva en una tarjeta micro-SD, metida en un pastillero, en el bolso; y los que ven mal a la señora Cospedal están convencidos de que la ropica tan buena y tan bien planchada que lleva siempre la paga con el dinero negro de Bárcenas. Se ha abierto la veda. No creo que me pase nada si me atrevo a decir que muchas independentistas vascas tienen tendencias autodestructivas desde el punto de vista estético en lo que se refiere al cuidado de su aspecto externo, que el interno seguramente esta rozagante y milenario. Apoyaría sin dudarlo una reforma constitucional que prohibiese a los políticos -hombres y mujeres- gastarse más de 40 € al año en la ropa con que aparecen en público. Es más, propongo a quien pueda presentarla que lleve al Parlamento una proposición no de ley que recomiende la utilización de uniforme de faena para todos los cargos públicos. A ellas les puedo dar la dirección de la costurera de La Zubia que le está poniendo cuello mao a todas mis camisas viejas y a ellos la de la tienda de ropa de trabajo de la Redonda donde me hacen unas chaquetillas preciosas, sobre el patrón de las de camarero, a 30 euros la pieza. Lo único malo es que te tienes que hacer 6 chaquetas de un golpe, pero el sastre te asegura que no te morirás hasta que no las gastes del todo. Y como son de un tergalillo muy resistente, eso te supone una eternidad de años viendo lo que pasa.
miércoles, 23 de octubre de 2013
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Don Pablo, creo que habría que diversificar la oferta de sos uniformes, que si no te van a acusar de mahoísta.
ResponderEliminarPor ejemplo, en el Parlamento nacional, el uniforme que propones me parece de perlas: ese look camareril va muy bien con los precios de los caubatas en el bar del palacio de los leones.
En lo autonómico andaluz, yo desearía proponer un uniforme inspirado en er Rosío (¡ay, qué arte!) para priamvera-verano y una cosa mucho mçás sobria, como de cofrade, para la temporada otoño-invierno.
Para el nivel municipal, algo así como de monosabio, que no está bien desentenderse de la fiesta nasionáh.
Puede3s patentar mi idea. Un abrazo,
AG