jueves, 6 de mayo de 2010

Bella Calamidades

Lola "Calamidades" y Marcelo
En  el relato de Alberto Granados La mujer que llora,  parecen justificadas las lágrimas que vierte la protagonista. Pero hay mujeres que lloran, como ciertos hombres avispados, cuando y cómo les conviene, teatralmente, sin que haya mediado daño de ningún 'género'.El patriarcado y  el capitalismo perjudican a las mujeres y a los trabajadores porque los degradan y los convierten en seres menos hábiles para la vida social, poco brillantes, desagradables. Por eso mujeres y proletarios se han esforzado en dejar de serlo, para gustar más, para relacionarse mejor con los otros, para ser más felices. Una de las lacras que la lucha contra el patriarcado ha 'regalado' a muchas mujeres, es la de estar quejándose siempre. Vivir sin interrupción en el lamento y, también, hablar en nombre de todas las mujeres, y, en cierto modo,  extender la sospecha de una maldad 'innata' a todos los hombres.  Por reacción, después de estos relatos, aparece un paladín de ‘todos’ los hombres que te cuenta su historia y hace una lista de maldades que extiende a ‘todas’ las mujeres. Esto no puede durar toda la vida. De hecho, ya es menos perceptible en las generaciones de mujeres más jóvenes. Ellas no lloran tanto, conquistan, no sin esfuerzo. He tenido un familiar en la UCI estos días: de las 20 personas que controlan en los monitores  las constantes vitales de los enfermos, 19 eran mujeres y 1, hombre. Hay que dejar de llorar el mundo y  ayudar a transformarlo. Muchas mujeres están en ello, llorando lo menos posible para que no se las acuse de querer estar en la misa de lo público y en el repique de lo privado. Y las calamidades personales, en las que hay que delimitar culpas y responsabilidades, para curas y psicólogos. También nos puede orientar la serie de por la tarde, esa que da TVE, me refiero a “Bella Calamidades”. 

5 comentarios:

  1. La lucha del segundo sexo contra el primero, querido Corleone, tiene muy malafollá, porque no es como la de clases que, teóricamente, se terminaría, cuando hubiésemos colgado al último explotador capitalista con la leontina de oro del último banquero. En esta lucha hay una cierta tendencia a fumigarse a todos los machos de la especie, menos al macho de una, siempre que cuide de mi, que quiera matarme y se mate por mí (Santa Christina Rosenvigen). Exterminar a la mitad de la especie es costoso, lento y antiestético. Además las hijas no te dejan, que tienen una con sus padres...No parece económico, pues, llegar al punto en el que penda colgado el último macho de las tripas del último fauno. Habría que pactar.

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  2. Querido Corleone: tu anécdota me recuerda a otra similar vivida por mí en un foro de las mujeres de la Mancomunidad del río Monachil -o algo parecido-: me apunté a un taller en el que una psicóloga nos iba a hablar de algo relacionado con el patriarcado, simplemente iba leyendo lo que traía escrito en págüerpoint; cuando pronunció la palabra "empoderamiento", yo salté y no veas el espiche que me lanzó -me gusta más en gallego: 'retrouso'- de lo más agresivo...me dijo que yo ya había interiorizado las pautas patriarcales "¿lo veis? ¿lo veis como justifica ella el patriarcado?" dijo, aparte de otras lindezas que me dedicó.
    Estoy de acuerdo contigo, con Alcázar y con Milena, porque aunque feminista mayor en edad, soy moderna y revolucionaria.
    Salud!

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  3. La jaula de hierro burocrática, de la que hablaba el sociólogo Weber. ¿Qué sería el Vaticano sin pecados? ¿Que serían estas funcionarias de la igualdad sin pecados de desigualdad? Es su comer. La única realidad existente para ellas es que viven de sus prédicas, y si cambian las cosas para bien, se quedan sin prédicas y sin trabajo. ¡Que razón llevaba don Carlos: "el ser determina la conciencia". Si vives de denunciar la desigualdad, al final lo que menos quieres es que desaparezca ésta. Tu ser de predicadora, determina tu conciencia, la fosiliza.

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  4. Dicen que entre los palestinos hay quienes quieren llegar a un acuerdo estable y duradero con el Estado de Israel. Hay israelitas que quieren llegar a un acuerdo estable y duradero con un futuro Estado palestino. A veces el milagro parece posible, pero de pronto la brutalidad estalla y deja sobre el campo de batalla heridos y muertos. Hay entre las mujeres quienes quieren un arreglo estable y duradero con los hombres y hay entre los hombres quienes quieren un acuerdo estable y permanente con las mujeres. Cuentan que el milagro se está produciendo constantemente y que es muy rentable, pero de pronto aparece un salvaje que mata a una mujer y casi todo se estropea. Entonces ni siquiera se puede hablar de los términos de un acuerdo. Pero hay que seguir con las negociaciones. Y la controversia es parte fundamental de las conversaciones de paz.

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  5. Estoy totalmente de acuerdo con todo lo que decís Alcázar, Corleone y María. Ya que es difícil añadir algo que no hayáis expuesto con la brillantez que os caracteriza, tan sólo añado una reflexión sobre un tema secundario: el pagüerpoin. Da la sensación de que ahora lo que prima en los discursos de todos estos nuevos vendedores ambulantes de ideas-clichés, es la confección de un buen pagüerpoin, dejando de lado las ideas en sí. No se cuida ya tanto el contenido del discurso como la forma en la que se distribuye el mismo. El resultado, una sarta de memeces sin fundamento, presentadas con brillantes colores y espectaculares difuminados...

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