martes, 7 de febrero de 2017

Spiriman, en su laberinto

Del merchandising de fray Leopoldo, por si...
Uno de los adoradores de Spiriman acaba de colgar otro de sus vídeos. Acojonante la denuncia de lo que está pasando en Urgencias. Estamos vendidos: la Sanidad Pública en vías de desaparecer, puesto que no se puede atender a los que necesitan cuidados urgentes. En La Rambla, don Manuel, el médico del pueblo, me salvó la vida, que yo recuerde, en tres ocasiones. 1." Estando yo ahogándome", como diría Spiriman, a causa de mi alergia al polen del olivo, se personó de inmediato en mi casa -él no se movía del pueblo-, me inyectó un urbasón y ¡a respirar! 2. "Viniendo yo" - como diría Spiriman al que le gustan mucho los gerundios mayestáticos- de Galicia, me dio una "infersión" terrible. Conseguí llegar a la Rambla vivo. Don Manuel, se personó en mi casa, de inmediato, me diagnosticó unas paratíficas, y en 15 días salí, malparado, eso sí, de la enfermedad. 3. "Estando yo" -como diría Spirimán, al que le gusta más un "yo" que al que esto escribe- convocando a los camaradas, de casa en casa, montado en mi lambretta, 125, blanca, de segunda mano, que le había comprado al "Barriguita", para que se apresuraran a tomar el autobús que nos llevaría al primer mitín legal del PCE , eurocomunista, en Córdoba, con Carrillo, Ernesto Caballero,Basilisa Ranchal, Anguita y otros camaradas de oradores, me picó una avispa en el labio y se me puso la cara más hinchada y dura de lo que la suelo tener. Fui a casa de don Manuel Peñín, el médico, me puso un urbasón, y pude gritar con mis camaradas, en el autobús que nos llevaba a la plaza de toros de Córdoba: "¡Viva el Comunismo libertario!" y cantar "Somos los hijos de Lenin, /y a vuestro régimen feroz / el comunismo ha de abatir / con el martillo y con la hoz". Magnífica la labor de Spiriman, el Peñín de las Urgencias granadinas. Sólo un inconveniente. Le sucede como a algunos buenos escritores que quieren que los adoren, nada más llegar a donde están sus lectores entregados, aunque todavía no hayan escrito el libro definitivo que los "consagre". Se consideran más importantes que sus propias obras. Quieren provocar pasmo y adoración con sola su figura, como el Amado del Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz. Dejarnos a todos prendados de la hermosura de su "yo", antes de haber puesto en fuga, definitivamente al maligno.

2 comentarios:

  1. Muy bueno y el recuerdo de La Rambla magistral y bien traido.

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  2. ¡Lo que aprendimos en la Campiña, todos, tan jóvenes y con tantas ganas de terminar con la dictadura! ¡Qué suerte tuvimos!

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