Misioneros portugueses en Japón
LOS nacionalismos, como las religiones o como las corporaciones empresariales o políticas tienen sus cosas buenas. Sobre todo, consiguen crear asombrosas redes de cooperación en masa. Gente que no se conoce; individuos que viven, a veces, a miles de kilómetros los unos de otros; personas de clases e intereses muy diferentes, gracias al cristianismo, a la Peugeot o al sueño milenarista de los nacionalismos identitarios, se sienten profundamente unidos. Tienen una misión que cumplir: conseguir adeptos, fieles, compañeros, accionistas. Son expansivos y conquistadores. Su fin último es que la Peugeot sea la única fábrica de coches, el cristianismo la única religión verdadera o que su patria despegue hacia la tierra prometida, desconectando de la madrastra aprovechada y mandona que les pega todo el día con la alpargata centralista. Creen tener derecho a que, por ser ellos quienes son, la vida les resulte menos dura que a los otros seres humanos. A una cuota de felicidad más alta. Ventajas, bonos, descuentos. Pero, ¿tiene en cuenta Mercadona el lugar de nacimiento de sus clientes? ¿Las pijotas les salen más baratas a los andaluces que a los murcianos? ¿Te descuentan más si eres catalán? A la estupidez cateta de algunos políticos que disfrutan metiéndose con la gente del pueblo de al lado, burlándose de su manera de hablar o achacándole algún defecto congénito, casi siempre responde un natural de ese pueblo defendiéndose de las ofensas con tópicos parecidos. Si un político catalán se mete con los andaluces, inmediatamente tendrá en frente a un andaluz que afirmará que "el pueblo andaluz además de laborioso y formal es el pueblo más antiguo de la Península". El asunto deriva en una batalla de lugares comunes. Me atrevo a añadir alguno más a la lista; por ejemplo: el ser humano es complejo. O bien, el tópico contrario: el ser humano, que es muy elemental, trabaja y se mueve principalmente alrededor de conceptos como "más", "menos", "igual". "El pueblo más antiguo" supone que hay pueblos menos antiguos y que hay pueblos igual de antiguos. También suele haber alguien que aleja meando más que los demás y, por lo visto, alejar meando más que los otros, aparte de ser cosa de hombres, es bueno. También supone que el concepto "pueblo" ha existido siempre. Más o menos como las piedras milenarias. ¿Hay piedras que tengan menos de mil años? ¿Lo saben ellas? ¿Les importa? ¿Ha habido en la Historia de la Humanidad algún individuo que no haya pertenecido a algún pueblo milenario? ¿Hay pueblos milenarios? ¿Hay pueblos? ¿Te rebajan algo en el Mercadona por pertenecer al pueblo más antiguo? ¿Estará de acuerdo mi psicólogo en que yo reciba regalos de una gran superficie sin haber hecho nada para merecerlos, simplemente por pertenecer a un pueblo determinado? No sé, no sé…
Simplemente genial...
ResponderEliminarMark de Zabaleta, mi reconocimiento por la atención que presta a mis textos. Un saludo cordial.
EliminarY, por tanto, es el motor del mundo; junto con el dinero, claro.
ResponderEliminarUn abrazo
Igoa,¡que alegría no dedicar mucho tiempo a saber qué me hace diferente! En otra vida, quizá. Saludos cordiales
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