miércoles, 2 de marzo de 2016

Cortisona sentimental

Objeto de salvación o de justificación
De entre los buenos sentimientos, siempre preferí la filantropía a la caridad. Me pasaba lo mismo con los guardias urbanos, que los prefería a los civiles porque me parecían menos intensos en su función de aparatos represivos de Estado. Incluso, serviciales y confortables. Luego se gustaron, se vieron bien pertrechados, con pistolas, espráis, porras en cruz, telefonillos, rodilleras, botas y horas de gimnasio y ya dejé de quererlos y me aficioné a los civiles, sobre todo desde que vi a una guardia civil embarazada. Pensé que un Cuerpo con números capaces de dar a luz, no sería tan severo como lo eran los antiguos guardias con bigote y cara de mala leche. Filantropía y caridad deberían de ser la expresión del mismo sentimiento de egoísmo inteligente. Es decir, hago el bien porque como no me queda más remedio que vivir con otros, si estos otros son aceptablemente felices, contribuirán más eficazmente a que yo me sienta bien. Pero a la caridad cristiana la veía yo un poco lastrada por su carácter de inversión para la salvación eterna y me temía que terminara por utilizar a los receptores de sus cuidados como simples monedas para comprar el cielo. La filantropía, en cambio, no era tan interesada a largo plazo ni tan “resultadista”.
...o de escenificación
Al sentimiento de respeto le tengo un poquito de rabia porque lo utilizan mucho las religiones cuando no disponen de fuerza suficiente –de la que sí dispusieron en el pasado-  y de hogueras para imponer sus ensoñaciones y leyendas. Piden respeto los fieles de esas religiones para unas creencias en cuyo nombre se asesino, se troceó, se decapitó, se empaló a los duros de mollera, a los incómodos y a gente que no había hecho nada en absoluto. Un poco de repelús me da la palabra respeto. Luego hay sentimientos a los que no se le puede poner la más mínima objeción: tolerancia, amor, conmiseración, comprensión, compasión… Suenan bien. De hecho, en la explicación que da la Academia Sueca,  cuando concede el Nobel de Literatura, suele aparecer la palabra compasión. ¿Recuerdan?: “Concedemos el premio a la obra de este escritor porque en ella anida la compasión y una visión profunda y comprensiva de la condición humana…”. También me gusta, aunque menos, tolerancia, porque es un sentimiento noble pero que es como una concesión del que está en la verdad al equivocado: “Te dejo vivir tranquilo, aunque equivocado, porque soy muy tolerante”.  Conmiseración, también esconde una actitud altanera, como de rebajarte al miserable para alzarlo de su postración. Pero tú te consideras arriba y a él, abajo. En fin, todos estos nobilísimos sentimientos son como la cortisona, que rebajan la inflamación de las heridas pero no las curan.

10 comentarios:

  1. A mi hay muchas cosas que me ponen de los nervios...eso de la bondad de la gente ¿cómo se sabe si la gente es altruista y hace las cosas por tu bien? ¡todos, seamos conscientes o no, hacemos las cosas por nuestros intereses! Y eso de la tolerancia...¿Pero quién soy yo para tolerar a nadie? Lo dicho, la gente que presume de buena me da cierto rechazo.

    Buenas noches, amigo.

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    1. Buenas tardes, Marián. Prefiero a la gente que hace el bien, sabiendo que lo hace para sentirse bien. Egoísmo altruista. Gracias, un saludo cordial.

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  2. Yo he experimentado la misma evolución que tú con los guardias urbanos y con los guardias civiles (me da que somos muchos más). En cuanto a la palabra "respeto" no le tengo yo especial manía, tal vez porque no había reparado en que la usan tanto las religiones o porque no la tengo asociada a chantaje alguno. En cambio la palabra "tolerante" sí que se me atraganta por los mismos motivos que a ti. También pienso, como Marián, que la filantropía pura no existe, sino que todos buscamos algo en nuestro beneficio (aunque sea sentirnos bien) al hacer el ídem, aunque eso no es óbice para no practicarla, sino todo lo contrario. En fin, Pablo, buen repaso el tuyo a esos que llamas nobilísimos sentimientos. Un abrazo, amigo.

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    1. Qurido amigo Miguel ángel, los recovecos de la vida en común.Gracias por tu comentario. Un abrazo.

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  3. Un tema interesante...que tenemos que saber llevar...

    Saludos

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    1. Mark, gracias por tus comentarios y por tu atención. Un saludo cordial.

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  4. Si vendieran en la farmacia los buenos sentimientos como la cortisona se podría hacer un cóctel de pastillas, medidas y pensadas de tal manera, que resultara el producto adecuado para la buena marcha de nuestras conciencias y para bien de los demás.

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    1. Magnífica idea, Coco. Hablaremos con las grandes Corporaciones farmaceúticas. Seguramente que les interesa. Ellas con tal de ganar dinero a espuertas... Un abrazo, amiga mía.

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  5. Me inclino ante estas palabras, ante su orden, ante la gramática incrustada en tu mente (o mente ella misma) que nos las ofrece y ante tus sentimientos compartidos.

    Gracias y saludos.

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    1. Independiente, me gusta muchísimo que compartas sentimientos conmigo. Sería estupendo que pudiésemos escribir al alimón un opúsculo sobre el melodrama como herramienta de dominio. Un abrazo cordial.

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