viernes, 12 de septiembre de 2014

Ocultar las vergüenzas

¡Fora turisme de borratxera!
AL libertador cubano José Martí debemos la afirmación: "Ser culto es el único modo de ser libre"; la escribió en su artículo Maestros ambulantes, convencido de que la escuela ambulante, la Educación, en suma, era la única herramienta capaz de remediar la ignorancia de los campesinos de la Cuba de finales del siglo XIX. Pero esta frase tan brillante podrían matizarla hoy  el 14% de licenciados españoles en paro-en la OCDE, es sólo el 5%-, con esta triste apostilla: "En España, ser culto no te libra de ser pobre". Debe de ser otro de los estigmas de la Marca España; uno de los inventos más ridículos del Gobierno. Espantajo que uno cree enterrado y que, de pronto, resucita gracias a un éxito deportivo o a un fallecimiento. Rajoy ha vuelto a utilizar el sambenito de la Marca España en sus condolencias por la muerte de Botín, condecorando al banquero con este dudoso galardón. Una de las tareas de la Educación, encomendada a la generación de los mayores, es preparar a la generación de los más jóvenes, inmaduros todavía, para la vida social. Si una de las máculas de la Marca España es que, en muchas ocasiones, el tener estudios, más que ayudar, dificulta la obtención de un empleo, habrá que plantearse ya si el Estado puede gastar tanto dinero en formar titulados superiores, cuando la mayor parte de ellos tiene que emigrar a otros países o quedarse aquí, ocultando sus vergüenzas universitarias, para colocarse, eventualmente y con sueldos miserables, en la industria nacional, la que verdaderamente es marca y distintivo de España: la industria turística; la que se ocupa de entretener, emborrachar, recalentar, aliviar, inflar -y de limpiar a continuación los efluvios de los ahítos-, de tostar, hidratar y deshidratar a los millones de personas que vienen por aquí, atraídos, seguramente, por nuestras virtudes ancestrales, pero, sobre todo, porque este país extraordinario, sumido ahora en la desesperación y el derrotismo, ha sido capaz de crear una cocina imaginativa y variada, presidida por la tortilla de patatas y el lacón con grelos. Y, fundamentalmente, porque tiene miles de kilómetros de playas que bendice Febo y baña Neptuno. Preparemos, pues, a nuestros jóvenes para atender la floreciente industria de la hostelería. Necesitamos más licenciados en mojo picón, y de inventar, que se ocupen los alemanes. Y de las copias de esos inventos, los chinos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario