miércoles, 27 de marzo de 2019

Madrid, en México se piensa mucho en ti


Caupolicán en la pica
Ahora mismo, como en Madrid, el chotis del compositor azteca Agustín Lara, nuestros hermanos mexicanos no dejan de nombrar a la capital de España. El presidente mexicano exige al rey de España que pida perdón por la Conquista de América. Cuando un político no sabe qué hacer para mejorar la vida de los naturales de su país, mata fantasmas con el rabo e inventa una polémica estéril que oculta su incompetencia. Inmediatamente, como si de un enfrentamiento de hooligans se tratara, una jauría de políticos en campaña electoral corre a hacerse con trozos de pitanza. De la Conquista y sus motivos, se han dicho muchas cosas. Neruda en su Canto General -esa biblia criolla- sitúa a los conquistadores desembarcando en Veracruz en 1519: “A Veracruz va el viento asesino. En Veracruz desembarcaron los caballos. Las barcas van apretadas de garras y barbas rojas de Castilla. Son Arias, Reyes, Rojas, Maldonados, hijos del desamparo castellano, conocedores del hambre en invierno y de los piojos en los mesones”. Son emigrantes, expulsados de España por la miseria y los piojos. El camino se lo abrió la Reina Católica y un marinero genovés alucinado. En cambio, para los historiadores franquistas,  los conquistadores “pensaban que en la inmensidad inexplorada de los mares habría islas y tierra, cuyos habitantes no serían cristianos, y soñaban con descubrirlos y enseñarles la Santa Católica Fe”, metiéndosela por donde les cupiera. Si nos lleváramos a la Eternidad todos los libros que ha producido la Conquista, terminaría la Eternidad y todavía nos quedarían libros por leer. No los necesitamos para constatar cómo Podemos, que se supone laico, se apunta al carro del perdón, esa herramienta cristiana que te permite pecar, ser perdonado y cometer de inmediato los mismos pecados. La trinidad ultraliberal, maquillada de tres colores para pescar votos en caladeros más poblados, enarbola el argumento de que era otra época. “Es que la Conquista se realizó en otro contexto. No existían los Derechos Humanos”. Como si el palo que atravesó a Caupolicán* desde el ano hasta salirle por el cuello, no doliera tanto por hacerlo en un contexto expansivo y colonialista, amparado por la Teología y el hambre castellanas. Los chamuscados en Hiroshima y los socarrados en las hogueras inquisitoriales de Europa quizá no entendieron suficientemente por qué ardían como mixtos. Saber que lo hacían por diferentes motivos y en épocas diferentes les hubiera calmado el dolor tanto como un ibuprofeno.


*Rubén Darío le dedicó este poema:

Es algo formidable que vio la vieja raza: 
robusto tronco de árbol al hombro de un campeón 
salvaje y aguerrido, cuya fornida maza 
blandiera el brazo de Hércules, o el brazo de Sansón. 

Por casco sus cabellos, su pecho por coraza, 
pudiera tal guerrero, de Arauco en la región, 
lancero de los bosques, Nemrod que todo caza, 
desjarretar un toro, o estrangular un león. 

Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día, 
le vio la tarde pálida, le vio la noche fría, 
y siempre el tronco de árbol a cuestas del titán. 

«¡El Toqui, el Toqui!» clama la conmovida casta. 
Anduvo, anduvo, anduvo. La aurora dijo: «Basta», 
e irguióse la alta frente del gran Caupolicán.

martes, 26 de marzo de 2019

Como gatos que cazan y se pelean dormidos

Cura de humildad para todos nosotros; la comparación final de los gatos me ha traído a la cabeza las peleas de nuestros gatos electorales.








Antonio Muñoz Molina, Tus pasos en la escalera. Seix Barral, Biblioteca Breve. Madrid, marzo de 2019.

NOTA:  Luria es el nombre de la perra del protagonista

viernes, 22 de marzo de 2019

La España fósil

Como el neoliberalismo se entere de que uno de sus brazos armados (al que Machado incluiría, seguramente, dentro de la que tildó de Mala gente que va apestando la tierra), se le está adelantando y actuando por su cuenta, lo cruje. ¿Qué necesidad hay de armar a la población, como proponen esos hijos de la España fósil? Ninguna. El neoliberalismo deja que la gente se desahogue con los tuits; o con los nacionalismos, los supremacismos o los feminismos transversales, integrados por gente de intereses tan enfrentados que, en cuanto salen de la riada, se anulan. Además, si armas a la población, como piden los guerreros de la dura faz, no hay que descartar que las escopetas no se usen para suspender de vida a toda una clase de la ESO. O que le salga el tiro por la culata al usuario. Es lo malo que tienen las armas que, una vez que las compras, tiendes a usarlas para que no se enmohezcan. Sobre nuestras cabezas pende, a modo de meteorito de Democles, la bomba nuclear. Inexplicable que no haya sido usada todavía. Si el neoliberalismo no ha aprendido con el caso nazi que estos movimientos que quieren ser martillo que sirva para aplastar lo "enfermo" del cuerpo social, acaban espachurrando también a lo "sano", "es que tonto es". O es que empieza a olerse que los van a necesitar, armados hasta los dientes, para cuando llegue el día de la ira total. El día en el que estallen los popularicos, hartos de esperar a que los desfibrilen en las aceras de los hospitales, por falta de camas. Armas, batallas, glorias imperiales. Los que aspiran a reanimar a una España fósil, también celebran añejas victorias guerreras. No aluden para nada a las derrotas. Me informa un historiador inglés, con el que tuve el placer de lamer en Los Italianos unas Tetillas de novicia (Copa Gadea, la llaman los refinados), que en su país se levantan monumentos a las derrotas y a las victorias militares. Por el contrario, la grandeur francesa ha grabado en el Arco del Triundo de París, como victorias, las derrotas que España infligió a los gabachos en la Guerra de la Independencia. Aquí, esos hombres de la tierra mala, citan sólo las batallas de Las Navas de Tolosa y Lepanto. Callan la derrota de la Armada Invencible o la de Trafalgar. Incluso se atreven a decir que, sin la batalla de Lepanto, todas las chicas europeas vestirían hoy día el burka. ¡Claro!, y, sin esa batalla, el Quijote no lo habría escrito un manco. Eso no tiene vuelta de hoja.

jueves, 21 de marzo de 2019

El golpe del trapo


En Cataluña se está dando un golpe de trapos, hilaturas y tejidos

martes, 19 de marzo de 2019

Las luces de mi Tita María

Poca luz
El Moyano, cuando iba a pagarle a mi Tita María el censo de la cueva en la que vivía, acostumbraba a preguntarle cosas. Solía iniciar sus preguntas con esta muletilla. "Doña María, a sus cortas luces...". Siempre he pensado que, en el fondo, era una bizarra fórmula de cortesía y de gratitud. Porque Mi Tita le perdonaba el censo en muchas ocasiones.
La foto es de José María Shandy Coetzee